El ABC de la Bilia
Acerca de las clases

9.ESCRUDIÑANDO LAS ESCRITURAS.

¿Qué debería saber un cristiano acerca del estudio bíblico? El estudio bíblico debe efectuarse en total dependencia del Espíritu Santo. El es nuestro maestro, y debiéramos buscar su dirección constantemente.

(Juan 14:26; 16:13).

No hay una forma rápida y fácil de aprender la Biblia. Involucra arduo trabajo para todos. Sin embargo es también cierto que cuanto más conocimiento adquirimos tanto más fácil será ir obteniendo conocimiento adicional.

 

El estudiante de la Biblia debe, antes que nada, tener las herramientas necesarias con las cuales trabajar:

 

  1. Una buena Biblia. El estudiante hará bien valerse de la “Versión Popular” además de la traducción conocida como la de “Reina-Valera”. Debe escoger una Biblia con letra fácil de leer.
  2. Una buena concordancia. Esto permite encontrar un texto cuando uno solamente recuerda una o dos palabras del mismo.
  3. Un buen diccionario bíblico: Contiene una riqueza de información sobre temas bíblicos.

Una vez provisto del equipo necesario, el creyente está listo para abordar el estudio serio de las Escrituras.

 

  1. Lo primero que hay que hacer es apartar un poco de tiempo de cada día y comenzar a leer la Biblia. Un buen plan es comenzar con Mateo o Juan y seguir con todo el Nuevo Testamento. Luego comenzar con Génesis y leer toda la Biblia, alternando con capítulos del Nuevo testamento. No leas para decir que has leído toda la Biblia, lee, más bien, para saber qué es lo que la Biblia dice.

 

  1. Cuando encuentras una palabra desconocida, búscala en el diccionario bíblico o en el diccionario de la lengua. Si encuentras un pasaje que no entiendes, primero trata de comprenderlo estudiándolo cuidadosamente. Si esto no da resultado, entonces anota el asunto y búscalo en algún comentario bíblico en cuanto se te presente una oportunidad.

 

  1. Coteja escritura con escritura. No trates de levantar una doctrina sobre un solo verso. Descubre primero cual es la enseñanza consistente con todo lo que la Biblia enseña sobre el tema. “La verdad no contradice a la verdad”.

 

  1. Serás bien recompensado si haces un resumen de cada capítulo, contestando las siguientes preguntas:

 

(a) ¿Qué he aprendido acerca de Cristo? (Aún en el Antiguo Testamento encontrarás al Salvador en tipos y sombras.)

 

(b)¿Cuál es el mensaje principal de este capítulo?

 

(c)¿Qué promesas puedo reclamar?

 

(d)¿Cuál es el versículo sobresaliente?

 

(e)¿Qué pecado se me enseña a evitar?

 

(f)¿Qué ejemplo hay para que yo lo imite?

 

(g)¿Cuáles son los versículos difíciles?

 

  1. Durante el día trata de hablar con algún otro sobre lo que has leído. Esto cumplirá dos propósitos: te ayudará a fijar la lección en tu mente y permitirá a otro compartir también la bendición que has recibido de tu estudio bíblico (Malaquías 3:16).

 

  1. Trata de memorizar dos o tres versículos de las Escrituras cada semana. Comienza con los más conocidos tales como Juan 1:12; 3:16; 3:36: 5:24; Romanos 10:9, etc. Repasa todos los versículos de memoria constantemente hasta que realmente los sepas. Encontrarás tu propia vida enriquecida, y podrás hablar mejor a otros.

 

  1. La gran meta del estudio bíblico, claro está, es llevar a la práctica lo que hayas aprendido. Debemos permitir que la Palabra de Dios nos reprenda, corrija y nos haga más como el Señor Jesús (Jeremías 15:16).

 

Recuerda que cuando estudias la Biblia estás estudiando un libro eterno. Todo lo que aprendes aquí es una inversión para la eternidad. Por tanto dale tu tiempo y lo mejor de ti.

 

  1. LA ORACION

 

 

¿Qué enseña la Biblia acerca de la oración? No puede haber progreso en parte alguna de la vida cristiana sin oración. Es importante, entonces, para el creyente joven saber qué enseña la Biblia sobre este asunto. El siguiente bosquejo aspira a contestar algunas preguntas básicas:

 

  1. ¿Por qué orar? Porque la Biblia nos manda hacerlo (I Timoteo 2:8). El Señor Jesús era hombre de oración. Si EL sentía la necesidad de ello, ;Cuánto más nosotros! (I Tesalonisenses 5:17,18; Efesios 6:18).

 

  1. ¿Cuántas veces? Debiéramos orar a ciertas horas fijas cada día, y luego entre dichas horas. Es un buen plan, orar al levantarse de mañana y al acostarse de noche. Luego, durante el día, debiéramos mirar al Señor cuando surgen problemas, cuando necesitamos ayuda o cuando deseamos agradecerle algo. Ciertamente cada cristiano debiera inclinar su cabeza y dar gracias antes de tomar sus alimentos, sea en público o en casa.

 

  1. ¿En qué posición? Daniel se arrodillaba cuando oraba (Daniel 6:10). También lo hacía el Señor Jesús (Lucas 22:41). Nehemías en cambio, oraba estando de pie delante del rey (Nehemías 2:4). En general, los cristianos se arrodillan cuando están en casa, pero sigue siendo el privilegio de ellos hablar a Dios mientras caminan por la calle o cuando están ocupados en sus actividades diarias.

 

  1. ¿Para qué? Entre las Escrituras que responden a esta pregunta están Filipenses 4:6; 1 Timoteo 2:1-3; y Mateo 9:38. No hay nada demasiado pequeño ni demasiado grande para que no se pueda llevar (o deba llevarse) en oración. Muchos encuentran útil el tener una lista de oración en el cual anotan tales como:

 

(a) nombres de parientes y amigos inconversos.

(b) nombres de aquellos que están enfermos o en necesidad.

(e) nombres de aquellos que están sirviendo al Señor, tales como misioneros, evangelistas, maestros, etc.

 

  1. Condiciones para que la oración sea contestada:

 

(a) Si permanecemos en Cristo nuestras peticiones serán contestadas (Juan 15:7). Permanecer en Cristo significa guardar sus mandamientos (I Juan 3:22).

 

(b) Nuestras oraciones deben ser de acuerdo a su voluntad (I Juan 5:14). Puesto que la delineación general de la voluntad de Dios se encuentra en la Biblia, nuestras peticiones deben ser escriturales. Por tanto, ora en el lenguaje de la Biblia.

 

(c) Nuestras peticiones deben ser hechas en el Nombre de Cristo

(Juan 14:13; 16:23). Cuando verdaderamente pedimos en su Nombre, es como si El mismo estuviera haciendo la petición a Dios.

 

(d) Nuestros motivos deben ser puros (Santiago 4:3). Si nuestros motivos son egoístas y pecaminosas, no podemos esperar respuestas.

 

  1. Lenguaje de la oración:

Debemos dirigirnos a Dios con reverencia, usando lenguaje adecuado y respetuoso.

 

  1. Peligros de la oración:

 

(a) No ores para ser visto (Mateo 6:5, 6).

 

(b) No pidas a Dios que haga lo que puedes hacer tú. Ningún cristiano en su sano juicio se pondría en el camino de un auto que avanza para luego pedir a Dios que lo ponga de vuelta en la vereda. Dios le ha dado piernas para que se encarguen de llevarlo nuevamente a la vereda.

 

(c) No pidas algo que sabes bien que no debes tener! Dios a veces concede tales cosas pero luego envía flaqueza al alma (Salmo 106:15).

(d) Evita repeticiones vanas (Mateo 6:7; Eclesiastés 5:2).

 

  1. Otras sugerencias:

(a) Si descubres que tu mente vaga cuando estás sobre tus rodillas, prueba orar en voz alta. Esto te ayudará mucho a concentrarte.

 

(b) No te desalientes si la respuesta no viene inmediatamente. Las respuestas de Dios nunca vienen demasiado temprano a fin de que no perdamos la bendición de esperar en El, y nunca vienen tan tarde como para que pensemos que hemos confiado en El en vano.

 

(c) Si la respuesta de Dios no es exactamente lo que habías pedido, recuerda esto: Dios se reserva el derecho de darnos algo mejor de lo que pedimos. Nosotros no sabemos qué es lo mejor para nosotros, pero El sí sabe, y por lo tanto nos da más de lo que jamás pudiéramos pedir o pensar (II Corintios 12:8, 9).

 

 

 

 

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