El ABC de la Bilia
Acerca de las clases

EJERCICIO DE LOS DEBERES CIUDADANOS

 

Entre los bienes que Dios nos concede y que tenemos que administrar para el, se hallan los derechos cívicos. Es el plan de Dios que gobiernos humanos ejecuten la justicia en la tierra, que defiendan los derechos humanos, que castiguen a los malhechores y velen por el bienestar de todos los ciudadanos.

Para estos fines los gobernantes son servidores de Dios y el cristiano tiene el deber de respaldarlos.

Veamos cómo hacerlo.

 

Cumplir con las leyes.

 

 

Lea Romanos 13. Aquí vemos que Dios nos manda obedecer las leyes del país y someternos a las autoridades.

Porque es servidor de Dios para tu bien… Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo. sino también por causa de la conciencia.

Romanos 13:4,5.

 

 

Pagar los impuestos.

 

 

Gozamos de los beneficios que el gobierno provee, tales como: la protección contra malhechores, el alumbrado público, las carreteras, clínicas, hospitales, escuelas públicas, servicio de correos y otras cosas. Es lógico, pues, que paguemos la parte que nos corresponde para sostener el gobierno y ayudar a la patria.

Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. Romanos 13:6, 7.

Aunque a veces la vida particular del funcionario no le hace merecedor de nuestro respeto, la Biblia nos enseña a respetarle por el puesto que ocupa. El buen ciudadano no sólo paga los impuestos sino que respeta a su patria y apoya a los gobernantes.

 

El voto.

 

 

El gobierno es responsable ante Dios y ante el pueblo por la administración de lo que la sociedad contribuye para el bien de sus miembros, y también lo es por el desempeño fiel de sus deberes. Pero el pueblo es responsable ante Dios por la elección de las personas que mejor cumplirán con el cargo.

Como administradores de Dios para adelantar la causa de la justicia, ¿cómo votamos? ¿Por la persona que nos hace un favor personal, o por la que parece ser la mejor para el puesto?

El que vende su voto, sea por dinero o por favores, es responsable ante Dios por una parte de los males resultantes.

 

ORACION POR LAS AUTORIDADES

 

 

Que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad1 Timoteo 2:1, 2.

¿Cumplimos con esto?

 

Obra social.

 

 

Hay un amplio campo de trabajo para el Señor en tales actividades de servicio social como: la Alfabetización, el establecimiento de buenas escuelas y asilos para los desamparados, y la rehabilitación de delincuentes.

El cristiano puede respaldar tales esfuerzos mediante su participación voluntaria, la promoción de legislación adecuada y los impuestos que paga.

 

Lucha por la justicia y el bien.

 

Como ciudadanos tenemos el derecho de expresar nuestra opinión. Tenemos el deber de formar una parte de la conciencia colectiva del país. Podemos valernos de los medios de comunicación para apoyar lo bueno y protestar lo malo. Allí donde la situación lo permita, esto puede hacerse por artículos en el periódico, cartas al redactor, cartas a nuestro diputado o senador, o por radio.

Un senador cristiano nos dice que la manera más eficaz de adelantar la justicia en la comunidad donde vivimos es ser ejemplo de rectitud y luchar por la salvación de las almas. Enseñemos en el hogar y en la iglesia los principios del bien y edificamos la patria.

La justicia engrandece a la nación; más el pecado es afrenta de las naciones. Proverbios 14:34.

 

Participación en el gobierno.

 

 

Ya hemos observado que Dios tiene gran variedad de ministerios para sus hijos. Si Dios llama a algún hermano para servir la causa de la justicia como concejal, abogado, juez, policía, diputado u ocupado otro cargo gubernamental, necesitara valor y fe para hacer frente a las tentaciones y ser fiel. Pero si Dios le llama para esto le dará también su gracia para servir de bendición a su patria.

40.ADMINISTRACION DEL DINERO

 

El uso del dinero pone a prueba de manera particular la sabiduría, la habilidad y la fidelidad del administrador. Tiene que saber comprar y practicar la economía. El buen administrador pone mucho esmero en las cuentas y no confunde lo del dueño con lo propio. Rinde cuentas al dueño por todo lo que pasa por sus manos.

Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová. Hageo 2:8.

El dinero que administramos en la Biblia no es de nosotros mismos. Dios lo ha puesto bajo nuestra responsabilidad para usarlo en el adelanto de su reino y para beneficio de la humanidad. Como siervos del Señor tenemos derecho a lo necesario para cubrir nuestras necesidades, y él nos asegura esto diciendo:

No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? … Vuestro Padre Celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas. Mateo 6:31-33.

 

Socios con Dios.

 

 

Al buscar primeramente el Reino de Dios y su justicia tenemos la garantía de que nuestras necesidades materiales serán suplidas. Por supuesto, la honradez en la adquisición del dinero y en su uso es parte de la justicia que llega a ser norma de nuestra vida. Incluye también que pongamos los valores espirituales por encima de los materiales. Por esto ponemos a su disposición nuestro dinero y lo empleamos bajo su dirección. Si sabemos invertirlo bien nos dará la sabiduría y la fuerza para ganar más. Nos prosperará para que podamos llevar a cabo sus planes. Nos hace sus socios para el establecimiento de su reino.

Como Socio mayor, Dios ha establecido los principios básicos para la compañía y nos señala nuestras responsabilidades en la obra que juntos hemos de realizar. La obra es la evangelización del mundo, el establecimiento de su reino en corazones humanos y la edificación de su iglesia. El ya ha hecho la inversión mayor, creándonos, sosteniéndonos y dando a su Hijo por nuestra redención. Nos da el Espíritu Santo para guiarnos y ayudarnos. Nos provee de fuerza y de inteligencia para ganar y disfrutar de los bienes materiales que ha creado. Pide ahora que nosotros, como socios, pongamos de nuestro tiempo, trabajo, talentos y dinero en la empresa.

Cuando haya triunfado su causa en el mundo y se repartan los dividendos de nuestra inversión, gozaremos eternamente de los tesoros que así habremos depositado en el cielo.

No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan: sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni en orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:19-21.

 

  1. Comprar sabiamente.

 

El dinero es sencillamente un medio de cambio. Por determinadas horas de trabajo recibimos unos papelitos o monedas que podemos cambiar por el fruto de las labores de los demás. Hay que calcular si lo que compramos vale o no las horas de trabajo invertidas en su costo. Algunos gastan el sueldo de media semana en una comida suntuosa, luego pasan hambre. No derrochemos nuestro trabajo en cosas no esenciales. Se busca la economía en las compras, pero no hagamos una economía falsa por la mala calidad.

 

  1. Comprar al contado.

 

Cuando uno compra fiado, gasta más. Por una parte, es porque se anima a comprar por gusto cuando no tiene que pagar en efectivo. Por otra, no puede aprovechar las realizaciones en distintas tiendas y paga más caro.

El comprar a plazos es la manera más costosa, pues se le agrega al precio hasta la mitad más interés. Además es fácil así meterse en compromisos que no puede cumplir. Se presenta una emergencia y pierde todo.

 

  1. Evitar las deudas.

 

El cristiano debe cumplir puntualmente con sus obligaciones. Procure no atrasarse en la luz, el alquiler y otros compromisos. El no pagar lo que se debe es una manera de robar y muy mal testimonio.

No debáis a nadie nada. Romanos 13:8.

Los préstamos parecen una salida fácil a los problemas pero en realidad causan mil problemas. Si no se pagan puntualmente dan mal testimonio, destruyen amistades y afectan la vida espiritual. Mejor es acudir al Señor en oración que supla la necesidad, ajustarnos a los medios que él provee y no caer en deudas.

El que toma prestado es siervo del que presta. Proverbios 22:7.

 

  1. Practicar la economía.

 

Esto se hace no solamente en comprar sabiamente sino también en el uso que uno hace de lo que tiene. La economía es sacar el mayor provecho posible de lo que hay. Cristo enseñó la importancia de la economía cuando multiplicó los panes y los peces. Después de alimentar a la multitud mandó: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. Juan 6:12. Recogieron 12 cestas de sobrantes.

Pedimos: El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Dios contesta la oración dándonos la fuerza y empleo para ganarlo. Luego es la responsabilidad del ama de casa preparar y distribuir los alimentos para el bienestar de cada miembro de la familia. Esto incluye el medir bien lo que cocina para que alcance pero no sobre. O si sobra, la economía busca la manera de utilizarlo en otro plato o servirlo de nuevo antes de que se eche a perder.

La economía incluye: cuidar la ropa para que nos dure; cuidar los muebles, la casa y cualquier equipo; hacer a tiempo reparaciones; no dejar encendida la luz o abierto el caño del agua cuando no estamos usándolo. En fin, el ahorro es esencial.

 

  1. Hacer un presupuesto.

 

Se apuntan las entradas semanales o mensuales, luego lo que sería la distribución ideal: Tanto de diezmos. Tanto para el alquiler. Tanto para agua y alumbrado. Tanto para alimentos. Tanto para transportación. Tanto para otras obligaciones como escuela, ropa, libros. Tanto para ahorro contra cualquier emergencia. Y así por el estilo.

Luego uno tiene que ajustarse al presupuesto para cada cosa. Apretar un poco aquí y otro poco allá. Evitar gastos innecesarios que le harían sobrepasar el presupuesto. Disciplinarse y administrar bien lo que tiene. Empezar dando el diezmo a Dios, pero a la medida que Dios le bendice y le prospera puede dar ofrendas adicionales. Dios es su socio y le prosperará.

 

  1. Ser justo y honrado.

 

No tornemos parte en apuestas o sorteos ni en ningún juego de azar. Estos envician y empobrecen a los participantes. El procurar sacar mucha ganancia por poca inversión es el principio básico de la explotación y no de la honradez. Tomaremos esto en cuenta en las compras y en emplear a otra persona. Seremos económicos pero no mezquinos, tacaños, o explotadores del prójimo. Paguemos lo que es justo.

 

  1. Ser generoso en la parte que da a Dios.

 

Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; y el que da semilla al que siembra y pan al que come, proveerá y multiplicara vuestra sementera, …Para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad. 2 Corintios 9:8, 10, 11.

 

Los diezmos.

 

 

Para su pueblo en tiempos antiguos, Dios estableció el diezmo como la parte mínima que se apartase de las ganancias para el sostén de la obra del Señor. Con esto se sostenían los sacerdotes y dedicaban todo su tiempo al trabajo de Dios. También el pueblo daba las primicias de su cultivo y de su ganadería y ofrendas voluntarias para que nada faltara en la casa de Dios.

El diezmo es todavía parte de nuestro culto a Dios. Es manera de mostrarle nuestra gratitud por sus múltiples bendiciones. También es parte esencial de nuestro cumplimiento como socios con él para la evangelización del mundo.

El pagar a Dios la décima parte de nuestras ganancias es una manera de reconocerle como Dueño de la tierra. Es muy poca renta cuando él nos lo da todo.

Si un cristiano tiene diez pesos, ¿cuánto de eso es de Dios? Algunos contestaran que un peso, pensando en cuanto es el diezmo. Pero en realidad los diez pesos en su totalidad son de Dios, pues el cristiano, con todo lo que tiene, pertenece a Dios. Es sencillamente el administrador del dinero de Dios. El Dueño le indica que dedique a la obra la décima parte de sus ganancias y tome para cubrir sus propias necesidades de lo que queda.

 

LOS BENEFICIOS DE OFRENDAR Y DAR EL DIEZMO.

 

 

Dios, con sólo hablar la palabra, podría crear o juntar todo el oro o la plata necesarios para su obra. ¿Por qué pues, la lleva a cabo a base de sacrificios de parte de su pueblo? Es porque desea que gocemos de las bendiciones que esto encierra.

  1. Nos da el gozo de ser socios con Dios, invirtiendo su dinero para él en su obra. “Todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos”. 1 Crónicas 29:14.
  2. Nos proporciona el gozo que se experimenta en dar.”Más bienaventurado es dar que recibir”. Hechos 20:35.
  3. Desarrolla en nosotros un espíritu generoso, liberándonos del egoísmo y de la avaricia. “Porque raíz de todos los males es el amor al dinero” 1 Timoteo 6:10.
  4. Nos da la oportunidad de hacernos tesoros eternos. “Haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan”. Mateo 6:20.
  5. Fortalece nuestra fe al ver como Dios cumple sus promesas. “Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6:33.

“Dad y se os dará medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo”. Lucas 6:38. Recuerde primero usted debe darle a Dios y luego El le dará a usted. No espere tener para dar, sino dé de lo poco que tiene y Dios le dará a usted.

  1. Nos da una manera real y palpable de expresar nuestro amor a Dios por sus muchos beneficios.
  2. Tras bendiciones espirituales, físicas y materiales. Es el camino a la prosperidad. Algunos de los israelitas antiguos se consideraban demasiado pobres para diezmar. Malaquías les enseño que el darle a Dios la parte que le corresponde trae la bendición divina. Hoy también nosotros los cristianos hallamos que Dios prospera a los que le ponen por Socio Mayor en sus negocios. Al apartar primero el diezmo para Dios, hallamos que las nueve partes restantes cubren mejor nuestras necesidades que lo que el sueldo total hacía anteriormente.

“¿Robará el hombre a Dios… traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa (la Iglesia que usted concurre y de la que recibe las bendiciones) ; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, sino os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril”. Malaquías 3:8, 10, 11

  1. Permite que cada uno coopere en forma proporcional en la obra de Dios. Aunque el diezmo del pobre es menos dinero que el del rico, cada uno ha dado la misma proporción, el diez por ciento de su ganancia para su Iglesia.

“Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado”. 1 Corintios 1:2.”Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre”. 2 Corintios 9:7.

Es un privilegio grande el ser socio de Dios para salvación de las almas. Trae tantas bendiciones que el que no da el diezmo se está defraudando a sí mismo. Los que no tienen dinero pueden dar diezmos del producto de sus terrenos, sea en frutas, animales, aves, huevos o lo que fuera.

Así extendemos el reino de Dios y hacemos inversiones que rendirán creces eternas.

“Dios puede darles a ustedes con abundancia toda clase de bendiciones, para que tengan siempre todo lo necesario y además les sobre para ayudar en toda clase de buenas obras”

2 Corintios 9:8 (VP).

“Dios, que da la semilla que se siembra y el alimento que se come, les dará a ustedes todo lo necesario para su siembra, y la hará crecer, y hará que la generosidad de ustedes produzca una gran cosecha. Así tendrán ustedes toda clase de riquezas y podrán dar generosamente”. 2 Corintios 9:10-11 (VP).

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