El ABC de la Bilia
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17.EL ESPÍRITU SANTO EN LA CONVERSIÓN

El Espíritu Santo comienza el proceso de la conversión.

 Examinaremos los pasajes sagrados que exponen o presentan la obra del Espíritu Santo en lo que respecta a la conversión del creyente, (Juan 16:8-10) Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Desde el mismo comienzo del proceso de la salvación es el Espíritu Santo el que toma la iniciativa para producir convicción de pecado en el corazón del pecador. Nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por Espíritu Santo dice (1 Corintios 12:3). El confesar con la boca que Jesús es su Señor (amo, jefe el que manda en su vida y al cual ha decidido obedecer)constituye el primer paso del hombre hacia la salvación. El hombre se rinde ante el poder convincente del Espíritu Santo y llama Señor a Jesús.

 

 

El espíritu Santo Completa el proceso.

 

Una descripción de lo que ocurre cuando uno se convierte es proporcionada por Pablo en

(2 Tesalonicenses 2:13) y por Pedro (1 Pedro 1:2) que dicen: “Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu, y la fe en la verdad. Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados en la sangre de Jesucristo”,

La creencia en la verdad conduce a la salvación, por la obra de elección y separación realizada por el bendito Espíritu Santo. En la salvación del hombre, cooperan Dios y el hombre. Tal como lo expresa Pedro, le corresponde al hombre obedecer, “En santificación del Espíritu, para obedecer”. La labor conjunta del Espíritu Santo y del hombre, da como resultado el rociamiento de la sangre de Cristo, acción culminante e indispensable de la salvación. ¿Qué me puede dar perdón? Sólo la sangre de Jesús (1 Juan 1:7).Esta fue derramada para pagar el precio de nuestra salvación,(1 Pedro 1:18-19).Esta labor completa del Espíritu Santo en el corazón del hombre se denomina el nuevo nacimiento. Jesús, Santiago, Pedro y Juan lo describen en los términos expresados. Juan 3:5; Santiago 1:18; 1 Pedro 1:23; 1 Juan 3:9 y 5:1.

 

Otros Términos descriptivos de la conversión

 

“Y por cuanto sois hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo en vuestros corazones, el cual clama: Abba, Padre.” (Gálatas 4:6). Constituye ésta una declaración explícita en el sentido de que el Espíritu Santo penetra en el corazón del hombre en la conversión. Las Sagradas Escrituras nos dicen que “si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él.” (Romanos 8:9). Este acontecimiento original de la salvación es descrito por Pablo como bautismo en el cuerpo de Cristo. “Porque por un Espíritu somos todos bautizados en un cuerpo.” (1 Corintios 12:13). “Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis vestidos.” (Gálatas 3:27). Y finalmente, el Espíritu “testifica” o da testimonio a nuestro espíritu “que somos hijos de Dios.” (Romanos 8:16).

 

Todos los Creyentes tienen el espíritu Santo.

 

En todas las descripciones y en el empleo de los distintos vocablos para explicar la conversión del creyente, se explica con claridad que el Espíritu Santo es el agente de la conversión. Convence al hombre de su pecado; lo santifica o separa para la salvación. Además, los creyentes nacen del Espíritu. Da testimonio asimismo al creyente de que es hijo de Dios. Los que son de Cristo, tienen el Espíritu del Maestro. El Espíritu Santo los bautiza en el cuerpo de Cristo, y luego reside en el corazón del creyente. Vemos así entonces que todo verdadero creyente, todo hombre nacido de nuevo, tiene el Espíritu Santo. Han comenzado por el Espíritu.” (Gálatas 3:3). Todo lo que poseen en lo que respecta a vitalidad y experiencia cristianas, lo han recibido del Espíritu Santo.

 

Juan 20:22.

 

Podemos entender ahora con más claridad lo que les ocurrió a los discípulos en la noche de la resurrección, cuando Jesús les dijo: “Recibid el Espíritu Santo”, El Espíritu de Cristo resucitado y glorificado estaba ahora disponible para el corazón del creyente, y el Señor Jesús se apresuró a impartir esta vida a sus discípulos. El Espíritu del Hijo de Dios, el Espíritu de Cristo, en calidad del Espíritu Santo en la conversión, penetró en el corazón de los discípulos en aquella oportunidad. Había muerto y se había convertido en un ser glorificado con el objeto de que pudiera penetrar en el corazón de todos los creyentes.

 

Mora con vosotros, y estará en vosotros.” (Juan 14:17)

 

Existe un misterio relacionado con el hecho de que el Espíritu de Cristo estaba en los profetas del Antiguo Testamento (1 Pedro 1:11; Nehemías 9:30) y estaba asimismo en los creyentes del Nuevo Testamento (Gálatas 4:6) y sin embargo estaba solamente con los discípulos durante el ministerio terrenal de Cristo. “Porque mora con vosotros y estará en vosotros.” (Juan 14:17). Este misterio se refiere a la relación existente entre la persona de Cristo y la persona del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el “otro yo”, por así decirlo, del Señor Jesús y desde que Cristo se vio obligado, por la naturaleza del cuerpo físico en el cual vivía, a estar simplemente con ellos antes de ser glorificado, era lógico entonces que su Espíritu (el Espíritu Santo) estuviera también con ellos y no en ellos hasta que Cristo no resucitara de los muertos.

(Juan 20:22) representa entonces el primer paso o etapa de la venida del Espíritu. El cumplimiento final de (Juan 14:17) se produjo entonces el día de Pentecostés.

Sabemos por lo que figura en el evangelio según San Juan que aun antes de la ascensión, el Espíritu Santo había sido dado realmente a los discípulos, que Cristo había soplado sobre ellos, dándoles el Espíritu Santo. Pero el día de Pentecostés fueron llenos del Espíritu Santo.

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