El ABC de la Bilia
Acerca de las clases

EL TRIUNFO SOBRE LA TENTACION.

 

¿Cómo puede el cristiano resistir la tentación a pecar?. Comienza la lucha cuando una persona se salva. Todavía conserva la vieja naturaleza, la naturaleza pecaminosa de Adán, que busca arrastrarlo a pecar continuamente. Pero también tiene la nueva naturaleza, la naturaleza divina, que odia el pecado y desea hacer lo recto. Una continua lucha se libra entre ambas naturalezas (Gálatas 5:16, 17; Romanos 8:5-8).

La vieja naturaleza es incurablemente mala. No puede ser mejorada y tampoco será quitada hasta que el cristiano vaya a su hogar en el cielo. Dios la condenó cuando Cristo murió en la cruz, y El quiere que los cristianos la traten como si estuviera muerta. ¡No la alientes! ¡No la alimentes! ¡No le dés ninguna oportunidad! (Romanos 13:14).

La nueva naturaleza inspira al cristiano a hacer el bien. Debiera ser alentada y alimentada.

Esta es, entonces, la forma en que el cristiano resiste la tentación: por decir “No a la carne, o vieja naturaleza, y por alimentar la nueva vida que hay dentro de él. Las siguientes son sugerencias prácticas con respecto a cómo se puede hacer esto:

 

  1. ¡Lee la Biblia! ¡Estúdiala! ¡Memorízala! ¡Medita en ella! ¡Obedécela! Lee Salmo 119:9 y 11. Allí aprendemos que la Palabra de Dios nos enseña a evitar el pecado. Asegúrate, por tanto, de apartar diariamente un tiempo definido para la lectura de la Palabra de Dios (Colosenses 3:16).

 

  1. ¡Ora sin cesar! Cuando quiera que seas enfrentado por la tentación, pídele ayuda a Dios (Hebreos 4:16). El te dará el poder para triunfar (1 Corintios 10:13). Si tratas de resistir con tus propias fuerzas es seguro que fracasarás.

 

  1. Busca la compañía de los creyentes y no la de los pecadores

(Proverbios 1:10-16; Hebreos 10:24, 25). Muy a menudo es necesario trabajar y vivir con incorversos, y en tales casos deberíamos testificar tanto con nuestros labios como con nuestra vida. Pero no debemos unirnos a ellos en sus diversiones y placeres mundanos (Efesios 5:11).

 

  1. Confiesa tus pecados inmediatamente. Tan pronto como estés consciente de haber agraviado a tu Padre mediante un pensamiento, hecho o palabra pecaminosa pídele perdón inmediatamente. No esperes al fin del día o de la semana para hacerlo (Proverbios 28:13).

 

  1. ¡Manténte ocupado en el trabajo para el Señor! Alguien ha dicho que las manos ociosas son el taller de Satanás. ¡Entrégale tu cuerpo al Señor para que El lo use como El desea! (Romanos 6:19). Hay mucho que hacer y estarás sirviendo al Maestro de maestros.

 

  1. ¡Ocúpate en algún ejercicio físico! El ejercicio corporal es provechoso (I Timoteo 4:8). Por cuanto el cuerpo del creyente es templo del Espíritu Santo, debes usar medios apropiados para mantenerlo sano y fuerte. Sin embargo, no debes permitir que el deporte ocupe un lugar tan importante en tu vida que desaloje las cosas espirituales (I Corintios 6:19,20).

 

  1. ¡Amortigua la vieja naturaleza! Ten cuidado con lo que lees, lo que miras, a dónde vas, y lo que oyes (Colosenses 3:5-9).

 

  1. ¡Alimenta la nueva naturaleza! ¡Ocúpate de Cristo! Cuando estás pensando en El no puedes estar pensando en el pecado (Colosenses 3:10-14). Es éste el verdadero secreto de vivir en santidad; ocuparse de Cristo. Es una regla general en la vida el asemejarnos al objeto que adoramos. II Corintios 3:18 nos enseña que nos asemejaremos al Señor Jesús a medida que lo contemplamos en el espejo de su Palabra. Somos transformados a su imagen o semejanza por el Espíritu Santo que mora en nosotros.

 

“Ocuparnos de otros nos da distracción Ocuparnos de nosotros mismos nos da congoja Ocuparnos de Cristo nos da alegría”.

 

¡Una palabra final! Notarás por lo antedicho que la liberación de la tentación no es una experiencia única y para siempre, sino un proceso continuo de dependencia de Dios. No importa cuan ancianos seamos, o cuánto aprendamos de la Biblia, estamos aún en el peligro de ceder ante la tentación si quitamos nuestros ojos del Señor.

Un hombre muy pío solía orar para que Dios lo guardara de morir como un viejo perverso. Todos necesitamos hacer la misma oración (Colosenses 3:1-4).

LA CONDUCTA CRISTIANA.

 

 

¿Cómo puede saber un cristiano lo que debe o no debe hacer? ¿Es correcto que el creyente frecuente bailes, que jueguen a los naipes, fumen, se emborrache o participe de otras cosas semejantes y distracciones mundanas?.

Muchos creyentes jóvenes se sienten preocupados por asuntos similares a los antedichos. Encuentran que ciertas prácticas están abiertamente condenadas por la Biblia, pero que muchas otras no están mencionadas. El propósito de esta lección es proveer al estudiante de una serie de normas que le ayuden a decidir si debe o no debe realizar actividades dudosas.

 

  1. Primeramente: ¿se trata de algo que está prohibido por el Señor a los creyentes de hoy día? Si es así, evítalo como evitarías una plaga mortal. Si no sabes, no lo hagas hasta haber tenido la oportunidad de averiguarlo. (II Tesalonicenses 5:22).

 

  1. Luego: ¿hay gloria para Dios en ello? En I Corintios 10:31 leemos la siguiente declaración: “hacedlo todo a gloria de Dios. Antes de ocuparte en la actividad en cuestión, ¿puedes con toda honestidad pedir la bendición de Dios sobre ella, creyendo que El será honrado por tu participación en tal cosa?.

 

  1. ¿Es del sistema pecaminoso del mundo? si lo es, entonces no es “de Cristo”. El dijo refiriéndose a sus discípulos, “no son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo” (Juan 17:16). El no era “del mundo” en manera alguna. Estaba en el mundo pero no era de él (I Juan 2:15-17).

 

  1. ¿Lo hubiera hecho el Señor? El nos ha dejado ejemplos para que sigamos sus pisadas (I Pedro 2:21).

 

  1. ¿Te agradaría ser hallado haciéndolo cuando regrese el Señor? Alguien sabiamente ha dicho: “¡No hagas nada, no digas nada, ni vayas a lugar alguno que te causaría vergüenza si el Señor volviera en ese instante!”.

(I Juan 2:28).

 

  1. ¿Te sientes libre para hacerlo a recordar que Dios, el Espíritu Santo, mora en ti? “¿0 ignoráis que vuestro cuerpo es templo del. Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”(I Corintios 6:19). Fíjate también en Efesios 4:30.

 

  1. ¿Es una conducta que cuadra a un hijo de Dios? Cuando el hijo de un Rey se porta en forma indigna, trae vergüenza al nombre de su padre. Lo mismo hace un cristiano que se porta incorrectamente (Romanos 2:24; Colosenses 1:10).

 

  1. ¿Qué efecto tendrá tu conducta sobre otros? ¿Será un buen testimonio a los incorversos o decidirán por ello que realmente no hay diferencia entre el cristiano y el inconverso? (II Corintios 5:17). Además, ¿será causa de tropiezo a alguien que es joven en la fe?. El Apóstol Pablo ha advertido que ningún hombre debe poner tropiezo o escándalo al hermano (Romanos 14:13).

 

  1. Finalmente, ¿hay en tu mente alguna duda en cuanto al asunto en cuestión? Si es así, no lo hagas porque “el que duda es condenado” porque “todo lo que no es de fe, es pecado” (Romanos 14:23).

En conexión con este tema sobre lo que el cristiano debe o no debe hacer, es bueno recordar, “que no estamos bajo la ley sino bajo la gracia” (Romanos 6:14, 15). Esto no significa que podemos hacer lo que queremos, sino más bien, que queremos hacer lo que le agrade a Dios, por cuanto El a hecho tanto por nosotros. No evitamos las cosas pecaminosas y distracciones mundanas porque debamos, sino porque queremos. La razón por la cual lo deseamos es que cristo murió por nosotros, y ahora nuestras ambiciones son de vivir de una manera que le agrade a él (II Corintios 5:14,15). Dios no nos dice, “que somos cristianos si nos alejamos de placeres pecaminosos”. Pero dice en efecto, al creyente, “¡Eres un cristiano! ahora, pues, vive en forma consiente con la alta vocación con que eres llamado” (Efesios 4:1). Es posible que un cristiano olvide su alta y digna posición, y que se incline por las cosas del mundo. En tal caso, Dios lo traerá de vuelta mediante corrección de amor, tal como un Pastor coloca el cayado alrededor del cuello de una oveja descarriada. De manera que, si la gracia de Dios es olvidada por el creyente, éste será restaurado por el rigor (el gobierno) de Dios.

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