El ABC de la Bilia
Acerca de las clases

16.EL ESPÍRITU SANTO EN LA ÉPOCA DE CRISTO

 

El Espíritu Santo en el nacimiento de Juan el Bautista y de Jesús.

 

Consideraremos primero ciertos descensos del Espíritu Santo que precedieron el día de Pentecostés. El arcángel Gabriel informó a Zacarías que el hijo que tendrían en la ancianidad sería lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre. (Lucas 1:15).

El mismo arcángel le informó a la Virgen María que el Espíritu Santo descendería sobre ella, y que el santo ser que nacería de ella sería llamado el Hijo de Dios.(Lucas 1:35). Cuando María fue a visitar a su prima Elizabet, ésta fue llena del Espíritu Santo y se expresó en alta voz. (Lucas 1:41-42). Zacarías, en ocasión del nacimiento de Juan, fue lleno del Espíritu Santo y profetizó. (Lucas 1:67). Había asimismo un hombre en la ciudad del Jerusalén, que se llamaba Simeón, “y el Espíritu Santo estaba sobre él.” Se le reveló por el Espíritu Santo que no moriría hasta que contemplara al Señor Jesucristo. Se nos dice que “movido por el Espíritu vino al templo”.(Lucas 2:25-27). Ana(profetisa)asimismo “hablaba del niño a todos”. De esta manera encontramos referencias claras con respecto al Espíritu Santo en los primeros dos capítulos de Lucas. El descenso del Espíritu fue acompañado aquí de revelaciones y profecías.

 

En el ministerio de Jesús.

 

En el río Jordán, Juan el Bautista recibió una señal de aquél que lo había enviado a bautizar en agua. En efecto, Dios le dijo a Juan lo siguiente: “Sobre quien veas descender el Espíritu Santo, y que permanece sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo”. “Y Juan dio testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y reposó sobre él”. (Juan 1:32-33). Pedro se refiere a este acontecimiento en (Hechos 10:38) cuando dice: “cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes, y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”. El nombre Cristo significa “el Ungido.” De esta manera la predicción de Isaías con respecto al Mesías que sería ungido de Espíritu Santo se cumplió. El Señor Jesús confirmó en forma específica esta verdad en la sinagoga de Nazaret, donde leyó (Isaías 61:1,2) y declaró: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.” (Lucas 4:21). Jesús fue lleno de Espíritu Santo o bautizado en el Espíritu Santo, después de ser bautizado en el agua:”Y Jesús después que fue bautizado, subió luego del agua…y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él”.(Mateo 3:16); y el Espíritu le impulsó al desierto

(Marcos 1:12), y volvió en el poder del Espíritu a Galilea (Lucas 4:14); por el Espíritu de Dios echó fuera demonios, (Mateo 12:28); y por el Espíritu Santo dio mandamientos a los apóstoles a quienes había escogido.(Hechos 1:2).

 

La predicción de Juan el Bautista con respecto a un descenso general.

 

Juan el Bautista profetizó asimismo que Jesús sería el medio o instrumento para la efusión del Espíritu Santo en el mundo, predicho por el profeta Joel:(Joel 2:28-29).

(Marcos 1:8) “Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero El os bautizará con Espíritu Santo”

(Lucas 3:16) “Yo, a la verdad, os bautizo en agua; pero viene uno mas poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.”

 

La predicción de Cristo con respecto a la venida del Espíritu.

 

Cristo, al ver que se acercaba el fin de su ministerio y en circunstancias que se preparaba para dar por terminadas su enseñanzas, e impartir a sus discípulos las últimas instrucciones, informó a los suyos con respecto al descenso del Espíritu Santo.

En (Juan 4:4) se había referido como a “una fuente de agua,” y en (Juan 7:37-38) como a “ríos de agua viva que saldrían del interior de aquéllos que creían en él.

En (Lucas 11:13), Jesús manifestó que el Padre daría el Espíritu Santo a los que se lo pidiesen. En (Juan 14:16) el Señor declara lo siguiente: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre.” En el discurso de despedida a sus discípulos, se refirió en repetidas ocasiones al descenso del Espíritu Santo, y suministró algunos datos con respecto al ministerio que realizaría el Espíritu Santo. Juan 14:17, 26; 15:26; 16:7-15.  

(Lucas 24:49) “He aquí yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros, pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén hasta que seáis investidos de poder desde lo alto”.

Sobre LA promesa del Padre leer Joel 2:28-32; Hechos 2:4,16-21.

 

Cristo Sopló y dio el espíritu Santo a los discípulos.

 

Nos trasladaremos ahora a la época de la crucifixión y resurrección de Cristo y a la  fecha de Pentecostés. Después de resucitar Jesús sopló sobre los discípulos y dijo: “Recibid el Espíritu Santo.” (Juan 20:22). Esto no podía haber sido el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento, de las de Juan el Bautista y Jesús mismo, con respecto al derramamiento del Espíritu Santo, pues cuarenta días después, tal como se menciona en (Hechos 1:4-5), ordenó a sus discípulos que esperaran la promesa del Padre, informándoles que serían bautizados con el Espíritu Santo no muchos días después. Describe el efecto de ese bautismo en (Hechos 1:8), y en el versículo 9 se expresa que el Señor Jesús, después de haber hablado esas cosas “fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos”. Fue así entonces que cuarenta días después de la fecha de la resurrección, fecha en la cual había soplado sobre sus discípulos, diciéndoles que recibieran el Espíritu Santo, el Señor se refiere al bautismo en el Espíritu Santo como algo que se produciría en el futuro. El recibimiento del Espíritu Santo por parte de los discípulos en la fecha de la resurrección fue un acontecimiento distinto,(conversión) y recepción del Espíritu santo (leer Romanos 8:9b) pero no debe confundírsele con el bautismo en el Espíritu Santo, que descendió sobre ellos el día de Pentecostés. El estudio del tema que sigue, titulado “el Espíritu Santo en la conversión,” nos explicará el significado del acto de Cristo, consistente en soplar sobre sus discípulos, diciéndoles: “Recibid el Espíritu Santo.”

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