EL ACTOR
El dramaturgo (actor) es responsable de presentar el universo imaginado que presenta la obra, para entender el ambiente de carácter a través de sus expresiones y movimientos creativos, exagerados, exactos y detallados busca con la unción de Dios que el público pueda entender, aceptar y retener, orando a Dios para que el público pueda identificarse con lo presentado y pueda asimilarlo.
El dramaturgo es alguien que hace ver a su audiencia un mundo de color y vida, haciendo visible su imaginación a la audiencia.
Es alguien que comunica una escena, que transmite un mensaje sin accesorios de teatro; contando una historia, esta como si la dijera en voz alta o a gritos a través del talento de la actuación.
El que está en escena es alguien que permite ver a una audiencia un mundo tan grande como su propia imaginación, un escenario sin objetos lleno de diferentes situaciones, haciendo lo invisible visible, usando el arte para crear una ilusión.
TODOS SOMOS ACTORES.
Más de alguna vez alguien me ha preguntado: “Sabe, yo creo que no he nacido para actuar, yo siento que no soy bueno para eso ¿qué piensa usted de mi?”.
Con mucho respeto respondo: “No es que usted no haya nacido para actuar, lo que sucede es que en todos nosotros siempre hay un complejo
al estar frente a un público o audiencia, el saber qué decir cuando estamos frente a la gente, el saber actuar aun bajo la presión de muchos ojos que nos observan“.
El mayor obstáculo para desenvolvernos en una buena actuación es nuestra propia pena o vergüenza, de que dirán los demás al vernos
La vergüenza, pena o temor de equivocarnos siempre será en vida el mayor obstáculo para triunfar. “si nunca nos tiramos al agua nunca aprenderemos a nadar”.
En esta vida todos somos actores, unos con más agilidad y facilidad que otros; pero ese es el diseño de Dios, un creador perfecto. Por un momento imagínese tener 15 jóvenes introvertidos en su grupo de 20 jóvenes en la Iglesia ¿ no cree que sería aburrido?. Pero tiene cada uno 2 ó quizá 3; que hay momentos que no se aguantan pero Dios los puso ahí, porque en nuestro corazón sabemos que sería aburrido solo tener 20 jóvenes que siempre están muy callados y que nunca quiebran ningún plato. Fue idea de Dios crearnos así.
En esta mundo todos somos actores, y no hay situación humana que no se pueda teatralizar.
La vida es una actuación diaria en
la que todos los días hay que saber actuar, si no, nos frustraremos en el escenario de la vida.
Todos llevamos un actor por dentro, un actor interior que siempre actúa y está con nosotros en nuestra conducta, formándonos o destruyéndonos al actuar mal o bien, a formarnos en buenos protagonistas en la sociedad donde vivimos, llevándonos a ser buenos o malos padres; viviendo para ser un problema en la sociedad o una solución.
Con todo esto no queremos decir que viviremos en una fantasía, en superficialidad, e hipocresía. por que la única hipocresía que podamos vivir es sin saber que vivimos para luchar y obtener triunfos, y sentir el dolor por los demás y hacer algo al respecto.
Vivir no sintiendo la necesidad de los otros y compartir con ellos sus alegrías y tristezas, celebrando sus triunfos y darles una mano en sus derrotas.
El teatro determinó dos carátulas como símbolo del teatro; la alegría y la tristeza, la risa y el lloro.
En el teatro debemos vivirlo que presentamos y en la vida debemos presentar lo que vivimos, lo que somos tal como somos, sin fingir, sin ninguna hipocresía siendo sinceros, reales y transparentes viviendo al lado de los demás con verdad y sencillez, mejorando mis cualidades y cambiando mis debilidades.
De cómo actúe hoy en cada escena las cuales son etapas o capítulos de mi vida, depende mi futuro de padre, esposo, profesional, etc.
En el arte ministerial el dramaturgo debe estar en una búsqueda de actualizar movimientos y movimientos teatrales para crear nuevas escenas, buscando como punto principal la unción y sabiduría de Dios para que El le use para su gloria y traer otros a Jesús a través de su actuación.
No con decir que todos tenemos un actor dentro, queremos decir que todo aquel que
es introvertido y reconocido como el actor o payaso del grupo será el que formará parte.
El ministro de drama debe ser alguien que tiene conciencia del porqué hace lo que hace, conociendo muy bien la diferencia entre hacer algo para Dios y algo para quedar bien con el hombre, hacerlo para glorificar a Dios o solamente porque me gusta como un hobby.
El que está en escena debe conocer muy bien las motivaciones en su corazón que le mueven a hacer teatro. El tiene que estar convencido así mismo antes de tratar de convencer una audiencia.
SERES CREADOS CON CREATIVIDAD.
Nunca llegará a finalizar la obra de crear a todo un actor; un diploma, una maestría, o un par de escuelas lo lograrán; porque Dios mismo nos ha creado con creatividad dentro de nosotros. Somos seres creativos para desarrollar más de lo que se nos pueda pedir o enseñar.
Lo que ayudará a la persona a perfeccionarse cada día en el escenario desarrollando su creatividad, será su disciplina y práctica constante en busca de nuevas escenas y obras en su mente y corazón creativo que Dios le ha dado.Lo que ayudará a la persona grandemente a perfeccionares en el ministerio del arte, es su consagración y dedicación a buscar la unción y dirección de Dios para conocer nuevas formas estratégicas para transmitir el mensaje del Reino de Dios.
El actor es tan importante como la actuación, si es un buen actor será una buena actuación.
Con esto queremos decir que la consagración a Dios de parte del actor tiene que ser notable y obligatoria porque de esa será la manera que Dios le usará, consagrado y limpio delante de EL.