LA ESCENA Y SU HISTORIA
La escena tiene origen en la skené (griego) que Roma adoptó sin modificaciones substanciales. Habrá tipos de escena diferentes para la tragedia, la comedia y la representación satírica. En la edad media se representaron en Iglesias, piezas religiosas
(misterios), elevando en la parte del altar un andamiaje que permitía algunos efectos especiales, (particularmente la ascensión de la virgen o ángeles imitando el deus ex
machina del teatro grecolatino). En los últimos siglos medievales la escena se trasladó al exterior de la Iglesia y aumentaron notablemente los efectos
(nubecillas movibles, fuentes, fuegos artificiales). En esta época renacentista se introdujo en la decoración la perspectiva, dando profundidad a la escena, y se ampliaría considerablemente la tramoya y los oficios especiales (rayos, truenos, explosiones, trampillas en el suelo del escenario que permitían apariciones y desapariciones súbitas).La iluminación empezó a considerarse un problema para conseguir un efecto estético.
En España, las representaciones en corrales de comedias daban pocas oportunidades escenográficas, y solo en el pleno barroco se construyeron teatros equipados con decoros y maquinaria que permitiese una ilusión escénica mayor. De hecho, el teatro barroco se apoyó en buena parte en los efectos sorprendentes, en los rápidos cambios de escenario y en un ilusionismo monumental
conseguido mediante efectos de trompe l’oeil con espejos contrapuestos y otros recursos. Aleotti introdujo en 1620 las bambalinas. Paralelamente a este teatro cortesano de gran aparato, existió un tipo de teatro popular, representado sobre una escena improvisada a menudo en las plazas o mercados. A veces la escena estaba montada sobre una carreta y viajaba con los cómicos de lugar en lugar. A partir de medios del siglo XVIII, la escena, barroca se simplificó revelando cada vez más la estructura esencial de una “caja cuadrada” limitada por paredes planas, que triunfa con la decoración realista de los dramas burgueses desde fines del siglo XIX. Los decoradores de Appia para las óperas wagnerianas mostraron las posibilidades de toda una nueva concepción no realista de la escena. Propusieron que el escenario se prolongase a la sala y que los actores se moviesen libremente entre el público; o bien subrayar el carácter artificioso y convencional de la representación escénica, con decorados esquemáticos. La utilización de proyecciones cinematográficas fue un recurso empleado por Picastor en determinadas obras de B. Brecht. En China, el carácter rígidamente convencional de la escena queda subrayada por el hecho de que los elementos son colocados en su lugar o retirados a la vista del público, por personal auxiliar sin que se interrumpa la representación. Las mismas características inspiran las formas teatrales japonesas especialmente el “No“. Apenas se utilizan elementos decorativos materiales, y cuando estos aparecen no tienen un carácter realista, sino de mera sugerencia. La situación del actor dentro de la escena y el manejo de los grandes abanicos que usa, tienen un valor simbólico predeterminado.