EVANGELISMO Y ACTUACIÓN
El drama, la música, la mímica, los payasos y la danza pueden ser usados como pequeñas herramientas para ilustrar el evangelio. Todo esto puesto en las manos de Dios puede ser de gran bendición para que otros conozcan el amor de Dios y los que ya le conocemos seamos exhortados, animados y edificados a través de ello.
Evangelismo o ilustración del evangelio a través de las artes es más que solamente movimientos, es conocer el corazón creativo de Dios y darlo a conocer al perdido.
Las expresiones y movimientos pueden ser usados como un lenguaje universal, para expresar un sentimiento, un mensaje y a través de estos podamos romper barreras de cultura con la compasión, amor, y misericordia de Dios usando su infinita creatividad. Una cara graciosamente pintada puede ser usada por Dios, cuando hay en el corazón un compromiso serio de ver un cambio en su vida y transmitirla a los demás.
Jesús pagó en la Cruz un precio muy alto por salvarnos. Por eso, cuando actuamos debemos estar dispuestos a pagar cualquier precio para hacer una diferencia en la generación de la cual somos responsables.
En el ministerio, cuando usamos el arte, sabemos que no somos gente que busca ganar fama, lucro, reconocimiento, o aceptación.
No somos actores, somos ministros de Dios que utilizamos el arte para ministrar el amor de Dios, y que no es la profesionalidad lo que hará la diferencia, sino la vida limpia y consagrada que el ministro está llevando delante de Dios.
El mensaje más impactante que podamos dar no es aquel que actuamos o hablamos muy bien, sino que, es aquel que nosotros vivimos, llevándolo no solo en
nuestra mente sino también en nuestro corazón, y lo más importante en nuestra vida practica cada día de nuestra vida; siendo buenos embajadores de Jesús en nuestra generación.
El arte en el ministerio no debe ser usado para entretener a la gente; debe ser usado para impactar el corazón y así Dios generará un cambio eterno en la vida.
Es muy fácil y agradable oír aplausos por lo bonito en que presentamos algo y ver a la gente llorando porque sus sentimientos fueron tocados, presentando algo profesional.
Pero realmente lo más importante es buscar la unción de Dios y vivir una en una intima relación con ÉL para que ÉL use el arte que presentamos para su gloria, tocando vidas y logrando cambios eternos y no superficiales en la gente.