Discipulado Primeros Pasos/ Un modelo a seguir
Acerca de las clases

El Principio de Todo

Es que creas que Jesús es el señor, que Dios le levantó de entre los muertos y le recibas en tu corazón, le aceptes como tu señor y salvador. Oración


¡Señor! Oh Dios de amor
No comprendo aún el propósito de tu amor
Ni la razón por la que hoy me das esta oportunidad de conocerte;
Pero ciertamente creo que tú eres el cristo de mi salvación,
Que todos mis pecados serán perdonados por medio del sacrificio que por
amor
Tú hiciste en esa cruz, hoy te recibo como señor de mi vida,
Creo que un día vendrás por mí y por tus santos.
Y gracias a tu misericordia,
Yo estaré allí por fe, gracias señor Jesús.
¡Amen!


A partir de este momento, naces a una vida llena de plenitud y paz en cristo Jesús y los primeros pasos que empezarás a dar serán los más importantes, púes estos marcarán una nueva experiencia, un principio para un liderazgo y un ministerio en la casa de Dios. Un obrero lleno de entendimiento, sabiduría y de amor por las almas que aún no conocen el regalo que Cristo tiene para sus vidas, el que tú pudiste experimentar. Ciertamente toda sabiduría y conocimiento viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra, y en él está toda plenitud de salvación.

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“Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; 4 Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros,5 Entonces
entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios.6 Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento
y la inteligencia. Proverbios 2:3-6 (Reina-Valera, 1960)

Cuando un bebé está creciendo se le da comida blanda, ya que él aún no tiene dientes para masticar y digerir alimentos duros o pesados, conforme él va creciendo su comida cada vez es más dura ya que puede procesar esos alimentos, esto es similar en el mundo espiritual y lo entendemos como un principio, para poder traer la palabra a los nuevos convertidos al evangelio. Así mismo según crecen su alimento cada vez será más sólido y su responsabilidad con la obra de Dios más grande, por esto estamos en el temor y la obediencia de nuestro señor para dar inicio a este discipulado.

Un día una persona me habló de Cristo, a pesar de mis propias creencias y de la religión impuesta desde mi niñez durante mi crecimiento, siempre hubo una necesidad de conocer la verdad de Jesús. Buscando la razón por la que estoy en este mundo, un día Jesús me dio esa gran oportunidad, escuché la palabra de Dios, creí en cristo y le acepte en mi corazón como mi salvador, y él me perdonó. Así empezó la buena obra de salvación en mi vida y la promesa en mi casa según su palabra; estas benditas palabras le fueron pronunciadas al carcelero por Pablo y Silas, dos siervos de Dios, predicadores de su palabra, después de que éste le hizo.

«Señores. ¿Qué debo hacer para ser salvo?” Hechos
16:30-31 (Reina-Valera, 1960)

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Sí Profundizamos, sabemos que el carcelero era romano, tal vez politeísta como cualquier ciudadano de su época, lo importante es que vio reflejado en Pablo y Silas una esperanza de salvación; a pesar de estar presos y haber sido golpeados estos cantaban y oraban a Dios, cosa que el carcelero no entendía. Sobrevino un terremoto y las puertas de la cárcel se abrieron, el carcelero pensando que los presos habían escapado, intentó suicidarse, ya que él pagaría con su vida por haberlos dejado escapar; pero, enterándose de que no huyeron éstos, no entendiendo su comportamiento, se dirigió a ellos y le hizo la pregunta de la cual hablamos: «Señores. ¿Qué debo hacer para ser salvo?», la respuesta de Pablo fue contundente y sin ningún tipo de vacilación:

«Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú, y tu casa”. Hechos 16:31 (Reina
Valera, 1960)



 

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