En este estudio bíblico, exploraremos el tema del diezmo y su relevancia para los cristianos en el contexto del Nuevo Pacto. La pregunta clave que abordaremos es: ¿Es obligatorio el diezmo para los cristianos del nuevo pacto? Para hacerlo, examinaremos referencias bíblicas, ejemplos y aplicaciones prácticas para comprender mejor este concepto.
Abraham entregó el diezmo a Melquisedec, dando la décima parte de sus posesiones.
Dios ordena a los israelitas traer el diezmo (una décima parte) de sus productos y ganado.
El sacerdocio de Melquisedec se compara con el de Jesús, señalando un cambio en la ley y el sacerdocio.
Jesús confirma la importancia del diezmo, pero enfatiza la justicia, la misericordia y la fidelidad como asuntos más importantes.
«El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón, no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre.»
Pablo instruye a la iglesia de Corinto a apartar una porción de sus ingresos el primer día de la semana, indicando una contribución regular y sistemática.
Jesús observa a la viuda dar dos pequeñas monedas, que representaban todo lo que tenía. Él elogia su corazón sacrificial, resaltando el valor de dar desde lo que uno tiene.
A pesar de su propia pobreza, las iglesias macedónicas demostraron un espíritu de generosidad, dando más allá de sus posibilidades para apoyar a otros.
El diezmo en el Nuevo Pacto no se trata de legalismo estricto, sino de un corazón agradecido y confiado en la provisión de Dios. Es un acto de adoración y una respuesta al amor de Dios por nosotros.
Dar regularmente, ya sea un diezmo u otra contribución, demuestra nuestro compromiso con la obra de Dios y el bienestar de los demás. Dar con alegría y entusiasmo refleja nuestra comprensión de las abundantes bendiciones de Dios.
El ejemplo de las iglesias macedónicas nos inspira a dar generosamente, incluso cuando enfrentamos limitaciones económicas. La confianza en Dios y Su provisión nos impulsa a ser mayordomos fieles de nuestros recursos.
Reconocer que todo lo que tenemos proviene de Dios nos impulsa a administrar nuestros recursos sabiamente. Al dar nuestro diezmo y ofrendas con integridad, demostramos nuestra confianza en que Dios proveerá para nuestras necesidades.
Al dar de manera fiel y generosa, contribuimos al avance del reino de Dios en la tierra. Nuestras ofrendas permiten que la iglesia lleve a cabo su misión de predicar el evangelio, apoyar a los necesitados y ser luz en un mundo oscuro.
El acto de dar nos ayuda a cultivar una actitud de gratitud hacia Dios por Su amor y provisión inagotable. Reconocer Su fidelidad en nuestras vidas nos motiva a dar generosamente y con agradecimiento.
En este estudio bíblico, hemos explorado la cuestión del diezmo en el contexto del Nuevo Pacto. Si bien el Nuevo Testamento no establece un mandato directo del diezmo, enseña principios de dar generosamente y con un corazón agradecido. El diezmo puede ser considerado como una práctica valiosa para apoyar la obra de Dios y el bienestar de los demás, pero debe darse con libertad y alegría, no como una obligación legalista. Nuestro enfoque debe estar en cultivar una relación cercana con Dios y obedecer Su Palabra en todas las áreas de nuestras vidas.
Como cristianos, busquemos siempre la guía del Espíritu Santo al tomar decisiones financieras y de dar. Recordemos que Dios ama al dador alegre, y que al dar, sembramos bendiciones para nuestra propia vida y para aquellos que son tocados por nuestra generosidad.