¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo!

 ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo!

Queridos hermanos y hermanas en Cristo.

Hoy, quiero hablarles sobre la importancia de discernir entre el bien y el mal, la luz y las tinieblas. En Isaías 5: 20, Dios nos advierte: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” Esto significa que debemos ser cuidadosos en no aceptar las cosas malas como buenas, y no darle la espalda a lo que es verdaderamente bueno y justo.

Debemos recordar que el enemigo de nuestras almas, el diablo, siempre está trabajando para confundirnos y hacernos creer que lo malo es bueno. En 1 Pedro 5: 8, se nos dice que “nuestro adversario, el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. Si no somos sabios y discernimos lo que es bueno y malo, fácilmente podemos caer en sus engaños y perder nuestro camino en la vida.

En Proverbios 3: 5 6, se nos dice: “Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas”. Debemos confiar en Dios y pedirle discernimiento para poder ver la verdad en todas las situaciones. También debemos buscar su sabiduría a través de la oración y la lectura de la Biblia.

En Mateo 7: 15, 16, Jesús nos advierte sobre los falsos profetas, diciendo: “Cuidado con los falsos profetas. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Por sus frutos los conocerán”. Debemos ser cuidadosos y examinar las enseñanzas que recibimos, para asegurarnos de que son verdaderas y no nos llevan por un camino equivocado.

Por último, en Proverbios 12: 15, se nos dice: “El camino del necio es recto en su propia opinión, pero el sabio escucha los consejos”. No podemos depender de nuestra propia sabiduría, sino que debemos buscar la dirección y el consejo de Dios y de aquellos que son sabios y confiables en nuestra vida.

En resumen, debemos buscar el discernimiento y la sabiduría de Dios en todas las situaciones, para poder distinguir entre el bien y el mal, la luz y las tinieblas. Debemos ser cuidadosos con las enseñanzas que recibimos y examinarlas cuidadosamente. Si lo hacemos, Dios nos guiará por el camino correcto y nos llevará a la vida abundante que nos promete.

Queridos hermanos y hermanas, les invito a que oren conmigo, pidiéndole a Dios que nos de la sabiduría y el discernimiento para distinguir entre lo bueno y lo malo en todas las situaciones de nuestra vida. Y si alguien aún no conoce a Jesús como su salvador personal, les invito a que lo acepten hoy en su corazón y lo hagan Señor de sus vidas.

En estos versículos, Isaías 5: 20, 21, vemos la advertencia de Dios sobre aquellos que confunden lo malo con lo bueno, lo oscuro con lo luminoso y lo amargo con lo dulce. Esta advertencia es muy relevante hoy en día, en una sociedad donde se confunde la verdad y se justifica el mal.

Es importante que, como cristianos, tengamos discernimiento para reconocer lo que es verdadero y lo que no lo es. Debemos estar en sintonía con la palabra de Dios y dejar que sea nuestra guía en la vida. En Proverbios 2: 6 7, se nos recuerda que Dios es el dador de la sabiduría y que él es quien nos da entendimiento. Debemos buscar su sabiduría y su discernimiento para poder distinguir lo correcto de lo incorrecto.

A veces, podemos ser sabios en nuestros propios ojos, pensando que sabemos lo mejor para nosotros y para los demás. Pero en Proverbios 3: 5 6, se nos aconseja a confiar en el Señor con todo nuestro corazón y a no apoyarnos en nuestro propio entendimiento. Debemos reconocer que Dios es el que tiene el control y que su plan es mejor que el nuestro. Cuando ponemos nuestra confianza en él, él nos guiará en el camino correcto.

En resumen, la advertencia de Isaías es una llamada a la reflexión y la autoevaluación. Debemos buscar la sabiduría de Dios y confiar en él para que nos guíe en el camino correcto. Debemos ser capaces de discernir lo verdadero de lo falso y lo correcto de lo incorrecto. Con la ayuda de Dios, podemos evitar la trampa de confundir lo malo con lo bueno y vivir una vida en la luz de su verdad.

En conclusión, hermanos y hermanas, no permitamos que las tinieblas nos engañen y nos alejen de la luz de Dios. Busquemos su sabiduría y su discernimiento para poder distinguir lo correcto de lo incorrecto. Recuerden, siempre, que «toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación» (Santiago 1: 17). Que Dios les bendiga y les guíe siempre en su camino.

Invito a aquellos que aún no han aceptado a Jesús como su salvador personal, a que lo hagan hoy mismo. Él es el camino, la verdad y la vida, y solo a través de él podemos tener la vida eterna. Que el Espíritu Santo les guíe en esta decisión tan importante y les dé la fuerza y la sabiduría para seguirle fielmente todos los días de sus vidas. Amén.

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