¿No son los celos una reacción natural? ¿Por  qué siempre se enseña que están mal? ¿Cómo  puedo evitarlos?

Los celos son algo normal entre los seres humanos pertenecientes a «la humanidad caída», pero no creo que fueran parte del diseño divino para el hombre, y definitivamente no existían en el Jardín del Edén. ¿Por qué? Sencillamente porque son pecado, y es por esto que siempre se enseña que están mal. Tener celos es desear lo que tiene el otro, ya sean objetos materiales, atención de los demás, amor, o cualquier otra cosa.

 

Analicémoslo un poco más. ¿Qué se oculta detrás de los celos? Hay una canción que escribí hace muchísimos años, en la que yo le decía al Señor: «Me das tu amor, me das tu paz, y hasta lo que no me das … eso es bueno para mí.» Si crees que todo lo que te da Dios, y también todo lo que no te da, es bueno para ti, entonces no hay ningún motivo para sentirte celoso de otra persona, ni para desear lo que otro tiene. O, visto del otro lado, piensa que tener celos de otro es ser desagradecido con Dios, quién te dio lo que considera mejor para ti. O es llamarlo a Dios mentiroso, porque Él dice que te da lo mejor pero tú piensas que hay otra cosa mejor. De cualquier forma es lo mismo, y es pecado.

Por otra parte, los celos también son malos porque conducen a las personas a cometer otros pecados, como robar, desearle el mal a otras personas, sentir odio, desear venganza, y muchos más, incluyendo el asesinato (puedes leer casos de estos tanto en la Biblia como en los periódicos de hoy en día). Además, los celos traen amargura al corazón y arruinan tus relaciones con los demás.

Entonces, hablemos cómo evitar los celos. Mira lo que escribió el apóstol Pablo a los miembros de la iglesia de Corinto:

«Yo, hermanos, no pude dirigirme a ustedes como a espirituales sino como a inmaduros, apenas niños en Cristo … pues aún son inmaduros. Mientras haya entre ustedes celos y contiendas, ¿no serán inmaduros? ¿Acaso no se están comportando según criterios meramente humanos?» (1 Corintios 3.1-3)

 

Así que, si el tener celos es ser inmaduro espiritualmente, ¡entonces la solución es madurar! Pero, ¿madurar en qué sentido? En el sentido de crecer en el conocimiento y el amor de Dios.

Concéntrate en la verdad de que lo que tú tienes es exactamente lo que Dios considera mejor para ti, y esto hará que no sientas celos de los demás. Sé agradecido con tu Padre celestial y disfruta de las bendiciones que Él te dio, sin mirar a los costados a ver qué tienen otros. ¡Y verás que así disfrutas más la vida!


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