¿Qué significa la doctrina de la Trinidad

¿Qué significa la doctrina de la Trinidad?

¿Qué significa la doctrina de la Trinidad? ¿Cómo puede Dios ser tres personas y al mismo tiempo un solo Dios?

Dios no puede ser tres y uno al mismo tiempo y en el mismo sentido, y la Biblia no dice esto en ninguna parte. ¿Pero, en qué sentido puede ser uno y tres

Una respuesta perfectamente satisfactoria puede resultar imposible, dada la naturaleza misma del caso. En primer lugar, porque Dios es Espíritu y los números pertenecen de modo primario al mundo físico. Las dificultades empiezan de modo inevitable cuando intentamos describir los hechos de orden espiritual con formas de expresión de orden físico. En segundo lugar, porque Dios es infinito y nosotros somos finitos. Nuestros intentos de explicación filosófica de la tri-unidad de Dios son un intento de poner los hechos de orden infinito en formas de pensamiento de orden finito. Este intento, cuando más, sólo parcialmente puede tener éxito. La doctrina de la Trinidad, que ha sido aceptada por la Iglesia a través de los siglos, es el intento más satisfactorio en este sentido, pero siempre nos cabe poner en duda si es una explicación plena y final de la verdad.

Esto sabemos, que Dios es esencialmente uno y sabemos también que hay tres personas que poseen los atributos de la divinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que son llamados Dios, y a los cuales se nos manda adorar como a Dios. Hay sin embargo un solo Dios, que se nos revela como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Pero el Hijo y el Espíritu Santo están subordinados al Padre. Dios Padre es Dios en sentido absoluto y final, Dios como manantial. El Hijo es Dios como fluyendo de él, pero hay toda la perfección del manantial en el río que fluye del manantial, y Dios el Padre ha impartido al Hijo todas sus perfecciones, de manera que puede ser dicho sin reparos que “el que ha visto al Hijo ha visto al Padre” (Juan 14:9). Por toda la eternidad el Hijo ha existido y ha poseído todas las perfecciones del Padre. Sin embargo, aunque posee todas las perfecciones del Padre, no es el Padre sino que se deriva de él y está eternamente subordinado al Padre. Esto parece ser todo lo que podemos alcanzar hasta el momento. Ninguno de nosotros puede decir hasta dónde podremos llegar en este conocimiento en el glorioso día que se acerca, cuando no veremos a través de un espejo en obscuridad sino cara a cara (1 Corintios 13:12), cuando no conoceremos en parte, sino tal como somos conocidos.

Si Dios es un Dios de misericordia y amor que dirige el universo, ¿por qué manda terremotos, inundaciones y otros fenómenos en que se pierden en un instante centenares de vidas?

Porque cree conveniente hacerlo.

Si Dios considerara conveniente sumergir la tierra entera en un diluvio y que todos pereciéramos en un instante, tendría perfecto derecho a hacerlo. Todos hemos pecado. Todos los hombres merecen recibir la ira de Dios, pero Dios ama incluso a una raza apóstata y pecadora y él ha provisto el perdón para todos los que lo aceptan, y no sólo un medio para recibir el perdón, sino un medio por el cual podemos ser hechos hijos de Dios y herederos juntamente con Cristo (Juan 1:12; Romanos 8:14-17). Todo el que acepta este perdón aunque perezca en un terremoto o en una inundación no pierde nada. Parte para estar con Cristo, lo cual es mucho mejor (Filipenses 1:23). El que no acepta este perdón es un malvado y un ingrato, y si es arrastrado por una inundación o muere en un terremoto esto es mucho menos de lo que merece y de lo que recibirá en el juicio que le espera en la vida futura, no solamente por sus otros pecados sino por su negra ingratitud y su desprecio de la misericordia de Dios manifestada tan maravillosamente.

En nuestros días los hombres se han olvidado en gran parte de que Dios es Dios, y se creen que Dios está bajo la obligación de darnos explicaciones de la forma cómo nos trata.

Los caminos de Dios no son nuestros caminos ni sus pensamientos nuestros pensamientos, porque como son más altos los cielos que la tierra, así son sus caminos más altos que nuestros caminos y sus pensamientos más que nuestros pensamientos (Isaías 55:9). Sus juicios son incomprensibles y sus caminos son inescrutables (Romanos 11:33). Pero cuando lleguemos allí y no tengamos que mirar “por espejo en obscuridad sino cara a cara, entonces comprenderemos que las disposiciones de Dios que nos habían sido difíciles de comprender en esta vida estaban llenas de misericordia y de bondad para el hombre. Lo que tenemos necesidad de aprender ahora es que Dios, en su infinita sabiduría, puede tener miles de razones satisfactorias para hacer una cosa, aun cuando nosotros en nuestra ignorancia y finitud no podamos vislumbrar ni tan siquiera una.

Si Dios ejerce el gobierno general del universo entero ¿cómo se explica el aparente dominio del pecado?

Sólo es en esta tierra que el pecado domina aparentemente, y ésta es una pequeña porción del universo.

Además, los planes de Dios son eternos, y sólo a través de las edades se van realizando. El aparente dominio del pecado es algo temporal, y si es permitido en el tiempo presente por Dios, es porque contribuye a realizar sus planes para bien. Cuando estos planes sean totalmente efectuados comprobaremos que detrás de las rebeliones, de los fracasos y del pecado del hombre estaba el poder de Dios rigiendo. Incluso podemos verlo ya en gran parte.


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