Contenido del curso
PARTE 2
Aprende a dominar tu cuerpo
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LECCION 3
Hoy empezamos la lección con una revisión de: El Paso Griego, Aislamiento e In- clinaciones.
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LECCION 1
Primeros pasos
LECCION 4
Escribimos nuestras iniciales en el aire. Primero con la mano, después con los codos, luego con los hombros, con las mandíbulas y con las rodillas
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LECCION 7
Andamos por el local como si fuera una cámara elástica
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LECCION 8
Practicamos el paso griego. Cambiamos de sentido según las órdenes del director
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LECCION 9
Hoy, para hacer el calentamiento
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LECCION 10
Hacemos un viaje a través de una jungla
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LECCION 11
Con agujas imaginarias, pinchamos globos
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LECCION 12
Empezamos a mover los hombros como si nos estuviera picando la espalda.
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Taller de Pantomima y Mimo Completo y Gratis
Acerca de las clases

INTRODUCCIÓN

El Teatro, en su constante búsqueda de nuevas formas de expresión, quema todo en su paso, y ahora que remueve las cenizas sobre las tablas, hace resurgir como un fénix la más antigua forma de comunicación: El Mimo.

Aunque el Mimo es importante como elemento en el lenguaje teatral, también es importante por sí mismo, como expresión artística, ya que actualmente  se valora la expresión corporal tanto como la verbal.

Es importante saber que el Mimo no es solamente hacer gestos sino que éstos son reflejo de las emociones internas. El mimo, a través de su cuerpo, en el silencio, nos puede dar a conocer sentimientos  y talantes que sus palabras nunca podrían describir, y desconociendo  además las barreras lingüísticas.

Este libro es esencialmente práctico,  y con un sinfín de posibilidades. La mejor forma de aprender  Mimo es cultivándolo, trabajando  sólo, en pareja  o en grupo. Los ejercicios  propuestos facilitarán  en gran medida  dicho aprendizaje. En él he tratado  de traducir  el gesto al dibujo y la palabra,  y tiene el fin de llevar a grupos de teatro,  centros  culturales,  colegios,  e instituciones de enseñanza, lo que ha constituido el contenido de mis cursillos de Mimo.

Creo que las técnicas  son fáciles de aprender  y espero  proporcionar  los conoci- mientos básicos y fundamentales para la formación de mimos, para que ellos pue- dan, por sí mismos, realizar sus propias representaciones.

El material  de que consta  este libro ha sido planeado  con cuidado,  y ordenado para introducir  de forma progresiva,  técnicas cada vez más avanzadas.  Y por lo tanto  recomiendo  su  lectura  desde  el  principio,  dada  la  gran  importancia  de  su profunda  asimilación  desde  los  primeros  capítulos  y  de  conocer  la  historia  del Mimo.

LA HISTORIA  DEL MIMO

Nuestros antepasados, los habitantes de las cavernas paleolíticas, utiliza- ron el gesto antes de desarrollar la palabra, y así, por necesidad, han sido imitadores de su entorno, teniendo que transmitir a su comunidad sus es- peranzas, deseos, dolores, y otras vivencias Entre estas vivencias están: la caza (lo más probable es que el hombre hiciera escenas imitando a su pretendida presa antes de salir en su búsqueda y a su vuelta representó esta experiencia), y las guerras (donde se explicaron cómo era el enemigo y cómo luchar contra él) Según se ha comprobado con las tribus «primiti- vas» actuales, en sus danzas de guerra, la lucha tiene cuatro aspectos: El Reto, La Persecución, El Conflicto y finalmente La Derrota o La Victoria Pero alejándonos de la prehistoria y de toda hipótesis, seguimos la historia con los datos que aportan los historiadores

Conectando con las civilizaciones griega y romana, nos encontramos a los etólogos, quienes antes de las representaciones de las tragedias realizaban un pequeño espectáculo relacionado con los temas morales de la época

Señalan algunas estudiosas del tema que casi todos los Mimos griegos pro- cedían de Sicilia y advierten otros que el primero en hacer pantomima en Roma fue el artista griego Livius Andronicus, quien, según la leyenda, era tan popular que debido a sus numerosas representaciones perdió la voz y tenía que recurrir al gesto para dar a conocer sus poemas Sea como fuera, lo cierto es que la fortuna de los Mimos dependía de los caprichos de cada Emperador Al Augusto de Roma le encantaba la pantomima y disfrutaba mucho viendo actuar a sus Mimos, todos ellos esclavos Tiberio los supri- me Calígula pide que vuelvan para expulsarles de nuevo

Hacia el final del Imperio Romano, el Mimo entra en decadencia y los Mi- mos se ven obligados a representar los temas más candentes en la sociedad; llega a tal punto la necesidad constante de aumentar las emociones del público que hacen de las ejecuciones una diversión  El Mimo se había convertido en  un  espectáculo  nauseabundo  Sería necesaria la depuración del cristianismo para acabar con aquella desenfrenada orgía gesticulante

Sin embargo, la tradición del mimo no murió Los que se expresan a través del Arte se esparcen por Europa en grupos trashumantes, buscando sus

«modus vivendi» en plazuelas y lugares públicos donde, formando parte de estos grupos, encontramos a los Mimos, quienes a través de la elocuencia del silencio transmiten la fantasía del gesto.

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