¿Quién es Jesucristo?
    Acerca de las clases

    Cristo, mi abogado
    Escriba FALSO (F) o VERDADERO (V)
    _____ Necesitaremos a un abogado para defendernos en el juicio
    final ante Dios.
    _____ Nuestro abogado Jesús sólo defiende a clientes culpables.
    _____ Hay muchos intermediarios entre Dios y los hombres.
    Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y
    si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el
    Padre, a Jesucristo el justo. 1 Juan 2:1
    Una historia curiosa…
    Una pequeña se había puesto su mejor vestido porque venían unas visitas especiales a
    su casa. Su madre, atareada con las preparaciones para recibir a las visitas, la dejó,
    advirtiéndole: “¡Cuidado, no mojes tu ropa
    jugando con el agua como sueles hacer!”
    Pero pronto, olvidando la advertencia,
    comenzó a jugar con el agua. Mientras
    jugaba, oyó a alguien tocando la puerta,
    pero cuando se dirigía a la sala vio que la
    orilla de su vestido estaba muy mojada.
    “¡Ay, mamá me va a castigar!” dijo la niña
    a sí misma “¿Qué hago?”. Su pequeña
    mente comenzó a formular un plan. Tomó
    unas tijeras y recortó la parte mojada del
    vestido. Contenta dijo, “Ya mamá no se
    dará cuenta que mojé mi vestido”.
    Confiada en que había eliminado la
    evidencia de su travesura, se dirigió hacia
    la sala; y así salió a saludar a las visitas.” 8
    ¿Recuerda sus travesuras de niño?
    La cómica historia a la izquierda fue sacada de la vida real.
    Ojalá que fuera posible resolver nuestros problemas tan
    fácilmente como la niña pensaba hacerlo con las tijeras.
    Piense por un momento y conteste las siguientes preguntas:
    ❏ Sí ❏ No ¿Guarda secretos que no quiere que nadie sepa?
    ❏ Sí ❏ No ¿A veces siente remordimiento de conciencia y
    vergüenza?
    ❏ Sí ❏ No ¿Siente que alguien le está acusando por cosas de
    su pasado?
    ❏ Sí ❏ No ¿A veces se siente tan mal por su pecado que
    duda que haya remedio?
    ❏ Sí ❏ No ¿Hay solución para una conciencia que le acusa?
    Los sentimientos de culpabilidad por nuestras fallas
    causan vergüenza y muchos nos sentimos impotentes de
    resolverlos. Nos preguntamos: “¿Qué pensarán de mí?
    ¿Podrá Dios perdonar a una persona como yo?”
    15
    5. Algunos no confían en los abogados. ¿Es Jesucristo diferente? Según el
    v. 1 él es ______________. Medite en lo que esto significa para su vida.
    6. ¿Cómo está nuestro caso legal? ¿Fuerte o débil? ____________________
    Eclesiastés 7:20 dice “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que
    haga el bien y nunca peque.” Nuestro caso es sumamente débil porque
    somos culpables, sin justificación por nuestro pecado.
    7. Puesto que somos culpables, ¿qué posibilidad hay de escapar del castigo?
    ¿Cómo puede Jesús defender clientes culpables como nosotros? Según 1
    Juan 2:2 él es ___________________________________ por nuestros pecados. La palabra “propiciación” que se encuentra en algunas traducciones
    de la Biblia significa “el sacrificio por el perdón de nuestros pecados” . Su
    sangre aplaca la ira de Dios, pagando el precio de nuestra salvación. Dios
    está satisfecho con el sacrificio de Cristo y no exige nada más (como las
    obras, penitencia, etc.)
    8. 1 Timoteo 2:5 dice que hay un solo __________________ entre Dios y los
    hombres, __________________________, quien dio su vida como rescate por todos. ¿Qué es un mediador? Es uno que intercede entre dos
    personas, tratando de reconciliarlos cuando hay problemas.
    9. ¿Cuántos mediadores hay según 1 Timoteo 2:5? __________________
    Muchas personas no creen que Jesús es el único mediador entre Dios y
    los hombres; mas bien buscan a otros para interceder por ellos.
    ¿Cuáles son algunos intermediarios que la gente buscan para interceder
    por ellos ante Dios? ____________________________________________
    ______________________________________________________________
    La verdad es que no estamos en condiciones de defendernos ante
    un Dios santo; tampoco la iglesia, ni la virgen, ni un santo, ni un
    religioso puede salvarnos, sólo Jesucristo.
    ¿Ha contratado a Jesucristo como su abogado, o está confiando
    en sí mismo o en algún otro? ______________________________
    Si no, lea y firme el “Contrato con mi Abogado” en la columna
    al lado, si está de acuerdo con lo que dice.
    CONTRATO CON MI ABOGADO
    Señor Jesucristo,
    Necesito tu ayuda para defenderme. Las acusaciones en mi contra
    son graves y soy culpable de ellas.
    No tengo defensa ni excusas para
    justificar mi conducta. Me siento
    mal y estoy arrepentido de todo lo
    malo que he hecho.
    Creo que derramaste tu sangre por
    mí, para pagar mi deuda ante la
    ley de tu Padre. Entiendo que has
    tomado mi sentencia y que todo ya
    fue pagado con tu muerte.
    Por medio de este acuerdo, te
    contrato como mi abogado, invitándote a defenderme ante las
    acusaciones justas en mi contra.
    Te acepto como mi único intercesor y renuncio a cualquier otro en
    quien he confiado en el pasado.
    No puedo pagarte por tus servicios; estoy sin recursos. Lo mejor
    que puedo hacer no es suficiente.
    Lo único que ofrezco es confianza
    y fe en ti. Además te entrego mi
    vida para servirte.
    Voy a necesitar tus servicios continuamente durante el curso de
    mi vida, ya que seguiré luchando
    con el pecado hasta el día de mi
    muerte.
    Atentamente,
    _____________________________
    Firma del cliente
    _____________________________
    Fecha
    “por cuanto todos pecaron,
    y están destituidos de la
    gloria de Dios.” Romanos 3:23
    Algunas verdades sobre nuestro abogado:
    ✓ Es justo. No gana con trucos ni maniobras legales que distorsionan la
    verdad. No puede ser sobornado, ni usa mentiras.
    ✓ Cristo está defendiendo clientes culpables. Sin él sus clientes no tendrían
    defensa, ni esperanza de triunfar.
    ✓ Cristo va solo ante Dios para defendernos. No nos llama a testificar
    porque sería en vano. Estamos sin excusa.
    ✓ Su adversario es el diablo, cuya táctica es acusarnos (Apoc. 12:10-12).
    Jesús refuta las acusaciones del diablo, defendiéndonos con su sangre.
    ✓ No proclama nuestra inocencia sino admite nuestra culpa. Argumenta que
    el castigo ya fue pagado con su muerte. La deuda ya está cancelada.
    Después de vivir “una vida buena”, mi tiempo
    en la tierra llegó a su final. La primera cosa que
    recuerdo fue estar sentado en la sala de espera
    de un tribunal. Las puertas se abrieron y me
    mandaron a entrar y sentarme en el banco del
    acusado. Miraba a mi alrededor y vi al fiscal
    que era la persona más desagradable que
    jamás había visto. Me dio una mirada malvada
    y gruñó. Al sentarme, miré a mi izquierda y
    allí estaba mi abogado, un caballero amable y
    bondadoso quien me pareció familiar.
    De repente la puerta de enfrente de la sala de
    justicia se abrió, y allí apareció el juez con su túnica negra. Me impresionó tanto que no podía
    quitar mis ojos de él. Cuando había tomado su
    asiento dijo “Comencemos”.
    El fiscal se levantó y dijo: “Mi nombre es
    Satanás y estoy aquí para demostrar por qué el
    acusado merece el infierno”. Procedió a contar
    todas las mentiras que yo había dicho, las cosas
    que había robado, y como había engañado y
    defraudado a otros. Contaba todas las perversiones de mi vida pasada.
    Cada minuto que pasaba me sentía peor; tan
    avergonzado que no podía alzar la vista, ni para
    mirar a mi propio abogado. El diablo mencionaba pecado tras pecado que yo había olvidado
    por completo. Me sentía molesto por todo, y
    más al ver que mi abogado no decía nada para
    defenderme.
    Yo sabía que había hecho esas cosas, pero también había muchas cosas buenas. ¿No podría
    lo bueno cancelar algo de lo malo? El acusador
    terminó diciendo con furia: “Este hombre debe
    ser lanzado al infierno. Es culpable de todas
    estas acusaciones, y no hay hombre que pueda
    probar lo contrario”.
    Cuando ya era su tiempo, mi abogado pidió
    permiso para acercarse al tribunal. El juez
    aceptó su petición, aun contra las protestas de
    Satanás. Mientras caminaba hacia el tribunal,
    lo vi por primera vez en todo su esplendor y
    majestad. Ya recordaba por qué me había parecido familiar; era Jesús que me representaba,
    mi Señor y Salvador. Se paró frente al banco y
    dijo con voz suave al juez. “Hola papá”. Después dijo. “Satanás está en lo correcto cuando
    dice que este hombre ha pecado. Esto no lo
    vamos a negar. Aceptamos los cargos contra
    mi cliente. También tiene razón que este hombre merece ser castigado con la muerte”.
    Respiró profundamente y dio vuelta hacia
    su Padre con manos extendidas y proclamó:
    “Pero yo di mi vida en la cruz para que esta
    persona pudiera tener vida eterna. El me ha
    aceptado como su Salvador, entonces, es mío”.
    Continuó diciendo: “Su nombre está escrito
    en el Libro de la Vida y nadie puede arrebatarlo
    de mi mano. Satanás todavía no entiende que
    este hombre no recibirá justicia, sino misericordia”. Volvió a sentarse, pero sin antes mirar
    hacía su Padre y decir: “No hay nada más que
    hacer. Yo he hecho todo”.
    El juez levantó su mano poderosa y bajó su
    mazo con fuerza mientras las siguientes palabras salían de su boca: “Este hombre está libre;
    el castigo ya ha sido pagado totalmente. Caso
    cerrado”.
    Mientras salía del salón con mi abogado, podía
    escuchar a Satanás gritando “No me daré por
    vencido. Ganaré el próximo caso.” Pregunté a
    Jesús si alguna vez había perdido un caso. Me
    miró con amor y me dijo, “Todos los que se han
    acercado a mí, pidiendo que yo les represente
    han recibido el mismo veredicto que usted:
    Totalmente Pagado”. 9
    Mi Abogado
    Autor desconocido
    16
    Pagado:
    Caso Cerrado

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