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Acerca de las clases

La Iglesia de la Edad Media

“Las instrucciones que te di han de ser seguidas con
diligencia. Cuida de que los obispos no se metan en
asuntos seculares, excepto en cuanto sea necesario

para defender a los pobres”.
Gregorio el Grande

“Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis
siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos”.

Apocalipsis 2:20

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INTRODUCCIÓN

i hay un versículo que describe este periodo, son las que el Señor le dirigió a la iglesia de Tiatira en el libro de
apocalipsis: Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa,
enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. Muchos lo ven como el
tiempo del oscurantismo o la era de las tinieblas donde el mismo espíritu idolátrico de Jezabel que domino a Acab para
adorar a Baal y Asera, dominaba a los ministros de este entonces arrastrándolos a toda clase de superstición e idolatría. Se
conoce como la Iglesia de la Edad Baja Media a aquella de travesó el periodo que va desde la deposición de Rómulo
Augústulo en el 476 d.C. pasando por la cisma entre Oriente y Occidente en el año 1054 (ya que en este periodo el imperio
romano quedo dividido en dos, donde en Occidente se hablaba en latín, y en Oriente en griego), hasta la caída de
Constantinopla en el año 1453. La decadencia del imperio romano se originó principalmente por las invasiones de los
pueblos germanos. Justo L. González nos habla del origen de dicha decadencia: “El viejo Imperio Romano estaba enfermo de
muerte, y no lo sabía. Allí en sus fronteras del Rin y del Danubio bullía una multitud de pueblos prontos a irrumpir hacia los
territorios romanizados. Estos pueblos, a quienes los romanos, siguiendo el ejemplo de los griegos, llamaban “bárbaros”,
habían habitado los bosques y las estepas de la Europa oriental durante siglos. Desde sus mismos inicios el Imperio Romano
se había visto en la necesidad constante de proteger sus fronteras contra las incursiones de los bárbaros. Para ello se
construyeron fortificaciones a lo largo del Rin y del Danubio, y en la Gran Bretaña se construyó una muralla que separaba
los territorios romanizados de los que aún quedaban en manos de los bárbaros. A fin de viabilizar la defensa, se hicieron
repartos de tierras entre los soldados, que en calidad de colonos vivían en ellas, a condición de acudir al campo de batalla
en caso necesario. De este modo el Imperio Romano pudo defender sus fronteras hasta mediados del siglo IV. Pero a partir
de entonces su defensa se hizo cada vez más difícil, hasta que por fin toda la porción occidental del Imperio sucumbió ante el
empuje de los invasores”. Poco a poco grandes naciones del imperio romano fueron cayendo, España, África e Italia
sucumbieron, y el poderío del gobierno entro en una gran crisis, la pobreza e ignorancia creció desmedidamente y la iglesia
comenzó a aprovecharse de esta situación influyendo sobre todas las personas con sus tradiciones y supersticiones haciendo
cada vez más fuerte su influencia sobre los gobiernos hasta ser la que verdaderamente gobernaba los destinos de los países.
Aunque Oriente no cayó en esta crisis, Occidente marco el inicio de una serie de acontecimientos que quedarían
inmortalizados en la historia de la iglesia, así como la proliferación de nuevas herejías. El historiador católico Bernardino
Llorca lo cita de la siguiente manera: “Este periodo se caracteriza como triunfo y crecimiento rápido del cristianismo, así
como también de unión con el Estado en su ulterior desarrollo. Mas no por eso se vio libre de grandes luchas y de crisis
peligrosas. Dos fueron las fuentes principales de estas dificultades que la iglesia tuvo que superar. Por una parte, la
intensificación de las herejías, y por otra, la invasión de los pueblos germanos”.

EL PROCESO DEL PODER PAPAL

“El hecho más notable en los diez siglos de la Edad Media es el desarrollo del poder papal. Ya hemos visto cómo el papa de
Roma afirmaba ser «obispo universal» y cabeza de la iglesia. Ahora afirma ser gobernador sobre las naciones, los reyes y
emperadores”.

Jesse Lyman Hurlbut
on su sede en Roma, la iglesia Occidental comenzó a ejercer su influencia sobre una nación debilitada
políticamente que duro alrededor de 1,000 años. Ya vimos como el obispo de Roma llego a autoproclamarse
el líder espiritual de toda la iglesia y cabeza de la misma, y con el tiempo se le conoció con el nombre de
papa, que significa padre, afirmando que Pedro fue el primer papa; aunque no hay evidencia bíblica ni histórica que respalde
tal cosa. Muchos consideran que León I Magno (440-461) fue el primer obispo al cual se le nombro papa, el cual influyo
desde Roma en tiempos donde los barbaros invadían el imperio. Se cuenta que en cierta ocasión Atila quien comandaba a los
hunos en el año 452, ataco y saqueo Aquilea una ciudad de Italia, y en su camino a Roma el papa León I lo intersecto y
negocio con él para que desistiera de su intención de atacar la capital. Justo L. Gonzales comenta respecto a este encuentro:
“En tales circunstancias, León partió de Roma y se dirigió al campamento de Atila, donde se entrevistó con el jefe bárbaro a
quien todos tenían por “el azote de Dios”. No se sabe qué le dijo León a Atila. La leyenda cuenta que, al acercarse el Papa,
aparecieron junto a él San Pedro y San Pablo, amenazando a Atila con una espada. En todo caso, el hecho es que, tras su
entrevista con León, Atila abandonó su propósito de atacar a Roma, y marchó con sus ejércitos hacia el norte, donde murió
poco después”. La influencia de León I en una Roma políticamente débil y en caos logro que el papado se sobrepusiera en el
S

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poder sobre reyes y gobernantes y a su muerte sus hijos lo sucedieron en el trono papal. Con el tiempo Italia entro en una
terrible decadencia, destruida por las constantes guerras entre los godos y el imperio, y asolada por una terrible peste, en el
año 590 fue ordenado como sumo pontífice Gregorio I, “el grande”, llego a destacar entre los papas romanos. Una de sus
primeras obras como papa fue ordenar una peregrinación pidiendo perdón por todos los pecados de la nación, con lo cual,
después de la peregrinación la peste que asolaba al imperio ceso. Además de esto se conoció por su ayuda a los más
necesitados utilizando las riquezas del papado y hasta el mismo imperio para tal fin. Este papa se caracterizaba por ser
amante de las enseñanzas antiguas y se resistía a cualquier enseñanza nueva que pudiese surgir en sus tiempos, con todo, la
influencia de Gregorio I ayudo a la iglesia a salir de este periodo de oscurantismos y permitió al papado continuar en el trono.
Respecto a Gregorio I, Henry H. Halley comenta: “es generalmente considerado como el primer Papa. Apareció en un
tiempo de anarquía política y de grandes calamidades públicas en toda Europa. Italia, después de la caída de Roma en el
476 d.C., había llegado a ser un reino godo, y luego una provincia bizantina bajo control del emperador del Oriente. Ahora
era saqueada por los lombardos. La influencia de Gregorio sobre los diferentes reyes tuvo un efecto estabilizador.
Estableció un control completo sobre las iglesias (de Italia, España, Galia e Inglaterra (cuya conversión al cristianismo fue
el gran evento de los días de Gregorio). Procuró incansablemente la purificación de la iglesia; depuso a obispos negligentes
o indignos, y se opuso con gran celo a la práctica de la simonía (la venta de puestos). Ejerció gran influencia en Oriente,
aun cuando no reclamaba jurisdicción sobre la Iglesia oriental. El entonces Patriarca de Constantinopla se hizo llamar
«Obispo Universal.» Esto irritó grandemente a Gregorio, quien rechazó el título como «palabra viciosa y orgullosa,» y
rehusó que se le aplicara a si mismo. Sin embargo, prácticamente ejercía toda la autoridad que aquel título representaba. En
su vida personal era un buen hombre, uno de los más puros y mejores de los Papas; incansable en sus esfuerzos a favor de la
justicia para los oprimidos, y sin límite en sus caridades para con los pobres. Sí todos los Papas hubieran sido tales, cuán
diferente concepto tendría el mundo del Papado”. Sin embargo, con el tiempo los siguientes papas no siguieron el ejemplo
de la nobleza de Gregorio I, ya que desde el año 870 al 1050 se presenta años oscuros para la iglesia católica, los
historiadores han llamado los 200 años de Nicolás I, hasta Gregorio VII, la media noche de las Edades Oscuras ya que el
soborno, la corrupción, la inmoralidad y el derramamiento de sangre lo hacen el capítulo más negro de toda la historia del
papado, mismo tiempo en el cual la iglesia de Oriente se dividió dando origen a lo que hoy se conoce como la iglesia
Ortodoxa. Fue en este periodo donde el error triunfa sobre la iglesia introduciéndola en un periodo de oscurantismo reinado
por la ignorancia, idolatría y principios anticristianos, donde los estudios teológicos y bíblicos se hallan casi completamente
abandonados. En el año 904 con Sergio III surge un periodo conocido como la Pornocracia, o Reinado de las Rameras,
debido a que este tenía una concubina llamada Marozia, la cual manejaba todos los asuntos eclesiásticos. Otros papas como
Juan X imitaron esta pecaminosa conducta, y así una ramera llamada Teodora figuro entre las amantes de los papas. Asi este
periodo se caracterizó por una depravación terrible entre los papas que los sucedieron los cuales estuvieron involucrados en
asesinatos y sobornos como nunca ha habido.
No fue hasta la llegada de Gregorio VII, mejor conocido como Hildebrando (1073-1085) que el papado comenzó
a escalar a su máxima cúspide, el cual a su mismo tiempo es conocido entre los romanistas como una de las mayores glorias
del pontificado. Respecto a este personaje y la culminación del poder papal Jesse Lyman Hurlbut nos comenta: “El período
de culminación fue entre 1073 y 1216 d.C., alrededor de ciento cincuenta años, en que el papado tuvo un poder casi
absoluto, no solo sobre la iglesia, sino sobre las naciones de Europa. Esta elevada posición se alcanzó durante el gobierno
de Hildebrando, el único papa más conocido por su nombre de familia que por el nombre asumido como papa,
Gregorio VII. Durante veinte años, Hildebrando gobernó realmente a la iglesia como el poder tras el trono antes
de emplear la triple corona. Asimismo, durante su papado y hasta su muerte acaecida en 1085 d.C. Hildebrando reformó el
clero que se había corrompido y quebrantó, aunque solo por un tiempo, la simonía o la compra de puestos en la iglesia.
Levantó las normas de moralidad en todo el clero e impuso el celibato del sacerdocio, que aunque se exigía no fue
obligatorio hasta su día”. Otro de los papas que ayudo a consolidar el poder del papado fue Inocencio III (1198-1216), el
más poderoso de todos los Papas ya que llevo el papado a la cima del poderio. Reclamó ser «vicario de Cristo», «vicario de
Dios», «Supremo Soberano de la Iglesia y del Mundo»; tener el derecho de deponer a reyes y príncipes; que «todas las cosas
en la tierra, en el cielo y en el infierno están sujetas al Vicario de Cristo.» Llevó a la Iglesia al dominio supremo del Estado.
Los reyes de Alemania, Francia, Inglaterra y prácticamente todos los monarcas de Europa obedecían a su voluntad. Acerca de
este papa Jesse Lyman Hurlbut nos comenta: “Otro papa cuyo reino demostró su alto grado de poder fue Inocencio III
(1198-1216). En su discurso de inauguración declaró: «El sucesor de San Pedro ocupa una posición intermedia entre
Dios y el hombre. Es inferior a Dios más superior al hombre. Es el juez de todos, mas nadie lo juzga.» En una de sus cartas
oficiales escribió que al papa «no solo se le encomendó la iglesia, sino todo el mundo», con «el derecho de disponer
finalmente de la corona imperial y de todas las demás coronas». Elegido para ocupar el cargo a los treinta y seis años, a
través de su reinado sostuvo con éxito estas altas pretensiones”. Fue en el papado de Inocencio III que se decretó la Santa
Inquisición, llamada por la Iglesia Católica como el Santo Oficio, pero no fue hasta el papado de Gregorio IX que esta se
perfecciono. Su objetivo era perseguir a todos aquellos que a sus ojos eran considerados herejes los cuales al ser llevados a

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juicio y ser encontrados culpable, si no se retractaban de sus posturas eran condenados a la muerte y sus tierras eran
confiscadas por el gobierno. Más tarde, la Inquisición fue el arma principal del intento papal de sofocar la Reforma. Se dice
que en los 30 años, de 1540 a 1570, no menos de 900,000 protestantes fueron muertos en la guerra de exterminio del Papa
contra los valdenses.
Con Bonifacio VIII (1294-1303), el papado inicia su extrema decadencia. En su célebre bula «Unam Sanctam», dijo,
«Declaramos, afirmamos, definimos y pronunciamos que es de todo necesario para la salvación que toda criatura humana esté
sujeta al Pontífice Romano». Sin embargo era tan corrompido que Dante quien visitó a Roma durante su pontificado, llamó
al Vaticano una «sentina de corrupción.» y le asignó, juntamente con Nicolás III y Clemente V, a las partes más bajas del
infierno. Bonifacio recibió el Papado en su cima; pero halló la horma de su zapato en Felipe el Hermoso, rey de Francia, a
cuyos pies el Papado fue humillado hasta el polvo y comenzó su época de decadencia. Por muchos año más el periodo papal
fue decayendo hasta llegar a Pío III (1503), el último papa antes de los inicios de la reforma.

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