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GIROLAMO SAVONAROLA

“Dejad que el abismo de mis pecados se disuelva ante el abismo del perdón”.

Girolamo Savonarola
irolamo Savonarola, conocido también como Jerónimo Savonarola, nació en Ferrera, Italia el 21 de
septiembre de 1452 y murió en Florencia, 23 de mayo de 1498. Ha llegado a ser considerado como uno de
los grandes precursores de la Reforma protestante. De su vida Orlando Boyer nos comenta: “Jerónimo era el
tercero de la familia Savonarola. Sus padres eran personas cultas y mundanas, y gozaban de mucha influencia. Su abuelo
paterno era un famoso médico de la corte del duque de Ferrara, y los padres de Jerónimo deseaban que su hijo llegase a
ocupar el lugar del abuelo. En el colegio fue un alumno que se distinguió por su aplicación. Sin embargo, los estudios de la
Filosofía de Platón, así como de Aristóteles, solo consiguieron envanecerlo. Sin duda alguna, fueron los escritos del célebre
hombre de Dios, Tomás de Aquino, lo que más influencia ejerció en él, además de las propias escrituras, para que entregase
enteramente su corazón y su vida a Dios. Cuando aún era niño, tenía la costumbre de orar, y a medida que fue creciendo, su
fervor en la oración y el ayuno fue en aumento. Pasaba muchas horas seguidas orando. La decadencia de la Iglesia, llena de
toda clase de vicios y pecados, el lujo y la ostentación de los ricos en contraste con la profunda pobreza de los pobres, le
afligían el corazón. Pasaba mucho tiempo solo en los campos y a orillas del río Po, meditando y en contemplación en la
presencia de Dios, ya cantando, ya llorando, conforme a los sentimientos que le ardían en el pecho. Siendo aún muy joven,
Dios comenzó a hablarle en visiones. La oración era su mayor consuelo; las gradas del altar, donde permanecía postrado
horas enteras, quedaban a menudo mojadas con sus lágrimas”. Durante su juventud se llegó a enamorar de una joven de
apellido Strozzi la cual provenía de una familia noble de Florencia, sin embargo, por algún motivo fue rechazados por los
padres por razones que se ignoran y esto destrozo profundamente su corazón, por lo que decidió incrementar más su
búsqueda de Dios y con el tiempo su pasión se encendió aún más al escuchar la predicación de un monje agustino lo cual lo
impulso a unirse a un convento, y así a sus 22 años de edad y sin el consentimiento de sus padres se une a la orden de los
dominicos en Bolonia donde su vida de oración y ayuno se incrementan.

Girolamo Savonarola

Durante este tiempo la corrupción de las autoridades eclesiásticas creció, sus papas eran hombros ambiciosos de
poder y riquezas, además de la idolatría que reinaba en aquel entonces. No obstante, Savonarola se apartó de esta corrupción
G

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y se dedicó al estudio la lógica, la filosofía de Platón y Aristóteles, pero lo que realmente le apasiono fueron los escritos de
Tomas de Aquino y en especial el estudio de las Sagradas Escrituras en las cuales profundizo con mucha diligencia logrando
así ver la extrema decadencia y corrupción en la cual se encontraba inmersa la sociedad y autoridades eclesiásticas. Pronto
Savonarola comenzó a conocerse en su convento por su gran entusiasmo y fuego al predicar, sintiendo que Dios lo había
transformado no para vivir aislado en un convento, sino para predicarle a una sociedad necesita de una reforma religiosa.
Después de haber pasado siete años en el monasterio de Boloña, Savonarola se movió al convento de San Marcos, en
Florencia, donde vio la corrupción que se vivía en aquella ciudad, luego un año después fue nombrado instructor de los
novicios los cuales quedaban sorprendidos de sus notables clases a tal punto que también atraía a todos los frailes y personas
que se impactaban de su manera de ensañar. Pronto el aula donde impartía sus clases no fue capaz de albergar a tantas
personas, por lo que paso al jardín, luego el jardín se abarató y decidió hacerlo en la iglesia de San Marcos, pero después esta
no fue suficiente y decidieron darle la catedral de Florencia. A pesar de tener a su disposición una excelente biblioteca,
Savonarola usaba cada vez más la Biblia como su libro de instrucción. Durante este periodo su alma se inquietaba cada vez
más por las advertencias de Dios del día del juicio anunciado en apocalipsis, sus predicaciones denunciaban el pecado de la
sociedad y rápidamente fue conocido por su fuego y celo al predicar. Se cuenta que con el tiempo recibió una visión donde
los cielos se abrieron, y delante de sus ojos pasaron todas las calamidades que sobrevendrán a la Iglesia. Entonces le pareció
oír una voz que desde el cielo le ordenaba que anunciara todas esas cosas a la gente. Al respecto de esto Orlando Boyer nos
dice “Convencido de que la visión era del Señor, comenzó nuevamente a predicar con voz de trueno. Bajo una nueva unción
del Espíritu Santo, sus sermones condenando el pecado eran tan impetuosos, que muchos de los oyentes se quedaban
aturdidos por algún tiempo y sin deseos de hablar en las calles. Era común durante sus sermones, oír resonar los sollozos y
el llanto de la gente en la iglesia. En otras ocasiones, tanto hombres como mujeres, de todas las edades y de todas las clases
sociales, rompían en vehemente llanto. El fervor de Savonarola en la oración aumentaba día por día y su fe crecía en la
misma proporción. Frecuentemente, mientras oraba, caía en éxtasis. Cierta vez, estando sentado en el púlpito, le sobrevino
una visión que lo dejó inmóvil durante cinco horas; mientras tanto su rostro brillaba, y los oyentes que estaban en la iglesia
lo contemplaban. En todas partes donde Savonarola predicaba, sus sermones contra el pecado producían profundo terror.
Los hombres más cultos comenzaron entonces a asistir a sus predicaciones en Florencia; fue necesario realizarlas reuniones
en el Duomo, famosa catedral, donde continuó predicando durante ocho años. La gente se levantaba a medianoche y
esperaba en la calle hasta la hora en que abrían la catedral”.

Savonarola predicando en Florencia

En 1494 es nombrado prior de San Marcos a sus 40 años y decide intensificar sus esfuerzos por influir a través del
mensaje del evangelio en la sociedad para contrarrestar la decadencia moral que reinaba en los conventos, sin embargo, no
logro el apoyo de las autoridades eclesiásticas de su tiempo, pero eso no lo desanimo ya que soñaba con impulsar un
movimiento reformador de carácter espiritual que comenzara en Italia y se regara por todo el mundo. Durante este tiempo no
dejo de predicar en contra de la injusticia y corrupción papal y de los magistrados y gobernadores que no tomaban en cuenta

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la situación de los pobres sino se beneficiaban a sí mismos, amonestaba a los orgullosos y viciosos que no se sometían a
Dios, aparte que jamás rindió pleitesía a los gobernadores como lo hacían otros líderes religiosos que vendían su voluntad por
prestigio y dinero. El regente de Florencia, Lorenzo de Médicis, quien realizaba generosas ofrendas al convento de San
Marcos se vio en muchas ocasiones amonestado por los sermones de Savonarola, sin embargo, nunca cambio su predicación,
ni con soborno ni con amenazas. En cierta ocasión contrató al famoso predicador Fray Mariano para que predicase contra
Savonarola. Fray Mariano predicó un sermón, pero el pueblo no le prestó atención a su elocuencia y astucia, por lo que no se
atrevió a predicar más. Durante este tiempo Savonarola profetizó que Lorenzo, el papa y el rey de Nápoles iban a morir
dentro de un año, lo que efectivamente sucedió. Se cuenta que en su lecho de muerte Lorenzo manda a llamar a Savonarola
para que le ayudara a ganar la vida eterna, y este accedió después que fue suplicado a tener misericordia del moribundo
déspota. Cuando llego a la lujosa mansión rodeada de ostento y artes que en nada consolaban el alma vacía de Lorenzo,
Savonarola le pidió de tuviese fe en la misericordia de Dios que podía salvarlo y que debía restituir todo el daño que había
hecho, a lo cual el moribundo acepto, pero cuando Savonarola le agrego que tenía que dejar libre a Florencia de su tirano
legado este no acepto y dándole la espalda no contesto palabra alguna, y así murió en plena condenación aquel tirano. A su
muerte su hijo Pedro gobernó en Florencia en su lugar el cual resulto ser peor que su padre. Con el tiempo llegaron a acusar a
Savonarola de un extremista fanático por condenar desde el pulpito la corrupción política y religiosa, por predicar en contra
de la vida inmoral y libertina, no obstante, eso no lo detuvo, sino que focalizo su vida en la oración, el ayuno y estudio de la
palabra, algunos lo acusaron de querer establecer una teocracia, pero lo único que promovía era la igualdad y justica en el
gobierno. Poco a poco sus predicaciones impactaban en la sociedad, muchos después de oír sus sermones se apartaban a
ciertos lugares de la ciudad o campo a cantar himnos o meditar en pasajes bíblicos, muchos abandonaron sus pecados, la
usura también se vio reducida y en cierta ocasión la gente en completo arrepentimiento llevo sus cosas de vanidad a la plaza
para ser quemados. Así quemaron pelucas, cuadros artísticos indecentes, libros anticristianos, cosméticos, máscaras de
carnaval y todo objeto considerado como vanidad. Debido a esta acción Savonarola fue duramente criticado por las
autoridades de promover la quema de libros y artes del renacimiento que cuyo precio era incalculable, ignorando al mismo
tiempo que algunos autores como Miguel Ángel, Rafael, Paolino del Signoraccio y Bartolomeo della Porta le admiraban y
algunos eran sus discípulos. El ver representaciones artísticas que el mismo papa promovía en sus catedrales, ya sea en
esculturas o pinturas, de ángeles, apóstoles, cupidos, dioses olímpicos, magia, astrología, y aun el mismo Cristo, todos
mezclados en una misma escena le parecía una abominación.
El ministerio de Savonarola ha sido comparado por muchos con el de los profetas del Antiguo Testamento, no solo
por las ocasiones que profetizo ciertas situaciones que se cumplieron, sino por su estilo de predicación que era un verdadero
azote contra los líderes religiosos y políticos corruptos, exhortaba a los tibios a acercarse más a Dios y anunciaba el
arrepentimiento de pecado. A la muerte del papa Inocencio VIII, Alejandro VI lo sucede en el papado. Al principio intento
sobornar a Savonarola ofreciéndole el obispado de Florencia y otros méritos, pero lo rechazo, también le ofreció el capelo
cardenal, (un sombrero rojo), pero también lo rechazo diciendo: “Yo no quiero otro capelo que el del martirio, enrojecido
con mi propia sangre”. No quedaba duda que este fraile no tenía puesta la mirada en las riquezas y vanidades de este mundo.
Finalmente, al ver que Savonarola era insobornable y que no se sujetaría a su papado decide excomulgarlo, y el 8 de abril de
1498 una turba se dirige al convento de San Marcos para sacarlo a la fuerza matando a todos aquellos que trataron a ayudar a
Savonarola, pero él les pide que no intervenga y dejen sus armas porque su hora había llegado. Estando en esta situación el
fraile dirige estas palabras: “Hijos míos; en presencia de Dios, hallándome delante de la sagrada hostia, y ya con mis
enemigos en el convento, confirmo ahora mi doctrina. Lo que he dicho me ha venido de Dios, y Él me es testigo en el cielo de
que es verdad lo que digo. No me podía imaginar que toda la ciudad pudiera haberse vuelto contra mi tan pronto; pero
cúmplase la voluntad de Dios. Mi último consejo para vosotros es este: Que vuestras armas sean la fe, la paciencia y la
oración. Os dejo angustiado y con dolor, para pasar a manos de mis enemigos. No sé si me quitaran la vida; pero de esto
estoy cierto, y es que muerto, podre hacer por vosotros mucho más en el cielo de lo que jamás haya podido hace vivo en la
tierra”. Así cae Savonarola preso de sus enemigos y es llevado por la plaza con las manos atadas por la espalda bajo la
acusación de herejía, es abofeteado, escupido e insultado por todos sus enemigos, y por orden papal es torturado durante 42
días de una forma muy cruel y diabólica. Finalmente, el 22 de mayo es condenado a muerte, tanto el cómo dos de sus amigos,
y el 23 de mayo es conducido a su ejecución pronunciando las siguientes palabras: “Dejad que el abismo de mis pecados se
disuelva ante el abismo del perdón”. Antes de su ejecución fueron despojados de sus hábitos y los dejaron con una camisa de
lana y el obispo de Vaison tomo la mano de Savonarola y le dijo: “Yo te separo de la Iglesia militante y de la Iglesia
triunfante”, a lo que le respondió: “Solo de la militante, el otro está por encima de tus posibilidades”. Primero sus dos
amigos frailes son ahorcados en su presencia con el fin de agravar su dolor, pero Savonarola sabía que su alma había pasado a
mejor vida, después el verdugo se acerca a él y así es ahorcado en presencia de toda la gente. Luego de estrangulados, sus
cuerpos son quemados y reducidos a cenizas las cuales son arrojadas al rio Arno para impedir que sus seguidores las
venerasen. Así partió de este mundo Girolamo Savonarola, el 23 de mayo 1494, a sus 45 años de edad, pero la hoguera de los

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corruptos no pudo acallar el mensaje de arrepentimiento y fe en Jesucristo que predicaba, la llama de la reforma estaba
encendida y pronto estallaría la Reforma protestante.

Martirio de Savonarola

La

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