Manual para Evangelismo Cristiano
Acerca de las clases

Parte1 Explican con sencillez el plan de la salvación

PARTE I

Cómo hacer la obra personal con los Pecadores en lo general

  1. Expliquen con sencillez el plan de la salvación.

Muy pocos se han tomado la molestia de investigar lo que las Escrituras enseñan, y por esta razón es necesario hacer muy claro el asunto. No es suficiente recomendarles que escudriñen la palabra de Dios; es preciso guiarles en esta investigación. Son como niños: con tacto y paciencia tenemos que aclarar lo que para el  hombre natural  le parece imposible e ininteligible.

El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura: y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente (1era   de Corintios 2: 14).

1) Demuestren   que   han quebrantado el   primer mandamiento, que es el más grande, y que por lo tanto son pecadores.

Mateo 22: 37-38.

“Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente. Este es el primero y el grande mandamiento”.

¿Quién podrá afirmar que ama a Dios supremamente? Entonces todos somos culpables.

Santiago 2: 10.

“Cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y ofendiere en un punto, es hecho culpable de todos”.

Queda probado que todos somos culpables.

2) Demuestren que todo pecado es contra Dios y no meramente contra nuestros semejantes.

Salmos 51: 4.

“A ti, a ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos”.

Cuando Natán convenció a David de su pecado, éste dijo: Pequé contra Jehová. 2da de Samuel 12: 13

“El pecado es contra Dios, a quien Debemos amar supremamente.”

3) Demuestren que el que peca está condenado ya, y tendrá que morir.

Ezequiel 33: 11.

“Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos;

¿por qué moriréis, oh casa de Israel?”.

Juan 3: 18.

“El que en Cristo cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”.

4) Demuestren   que   Dios   quiere   que   el   pecador abandone su vida de pecado y viva.

2 Pedro 3: 9.

“El Señor. Es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.”

1 Timoteo 2: 4.

“El cual (Dios nuestro Salvador) quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.”

5) Demuestren que Dios oye el clamor del pecador, que invoca su nombre pidiendo misericordia.

Lucas 18: 13.

“Más el publicano, estando lejos, no quería ni aún alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.”

Hechos 2: 21  “Y será que todo aquél que invocare el nombre del Señor, será salvo.”

6) Demuestren que Dios salvará a los que creen en el

Señor Jesucristo.

Al carcelero de Filipos, dijeron los misioneros:  “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo.” Hechos 16: 31. Juan 3: 16.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda. Más tenga vida eterna.”

Juan 3: 36.

“El que cree en el Hijo, tiene vida eterna.”

7) Enseñen  que  creer  en  Jesús,  es  recibirle  como

Redentor y Señor.

Juan 1: 12.

“Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”

8) Enseñen  que  la  fe  verdadera  se  manifiesta en la confesión con la boca.

Romanos 10: 9-10.

“Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”

Mateo 10: 32.

“Cualquiera que me confesare delante de los hombres, le confesaré Yo también delante de mi Padre que está en los cielos.”

9) Enseñen que la evidencia de la fe es la obediencia.

Juan 15: 14.

“Vosotros sois mis amigos si hiciereis las cosas que yo os mando.”

Juan 14: 21.

“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, aquél es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.”

Hechos 2: 41.

“Los que recibieron su palabra, fueron bautizados: y fueron añadidas a ellos aquel día como tres mil personas.”

Explique cómo Dios  puede  ser  Justo  y  al  mismo tiempo declarar justo al pecador.

Romanos 3: 23-26.

“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios; siendo justificados gratuitamente por su gracia, por la redención que es en Cristo Jesús; al cual os ha propuesto en propiciación por la fe en su sangre, para manifestación de su justicia, atento a haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar su justicia en este tiempo: para que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.”

El Dr. Hamilton explica este asunto de la siguiente manera: El hombre está en el pecado y no puede salvarse a sí

mismo. ¿Cómo lo salva Dios? No hace inútil la ley, ni

disculpando al culpable, porque entonces no sería justo.

¿Cómo entonces? Satisface la ley, lleva el justo castigo, paga toda la deuda, se coloca en nuestro lugar, y da a su único Hijo para sufrir por nosotros para que podamos ser libres. No es con ligera decir que somos salvo: por gracia.


Cuarenta azotes menos uno, es la sentencia de la ley. He quebrantado la ley, me  llevan al  castigo y mi  corazón aprueba el veredicto. El hijo del juez se le acerca a su padre y le dice: ‘Yo sé que la sentencia es justa y también que el crimen tiene que ser castigado; sé que tú no serías digno del puesto que ocupas, si dejaras de castigar el mal, pero la ley y el derecho se satisfarán si un substituto digno tomara su lugar y sufriese el castigo por él.

Él es débil y no entendió bien. Déjame sufrir en su lugar. Se arregla el asunto; el padre da su consentimiento y está contento con su hijo. Me avisan del convenio, pero rehusó, diciendo: No, no merezco tal amor; no lo acepto. Entonces tendré que sufrir el castigo de mi delito. Pero vuelven a ofrecerme el amparo de la substitución con insistencia, y se me encarece el amor del padre y de su hijo, hasta que al fin, acepto la substitución que me ofrecen.

Le desnudan la espalda, le atan las manos, se le aplican los azotes uno, dos, tres, cinco, diez, veinte, treinta, treinta

y cinco, treinta y seis, treinta y siete, treinta y ocho. . . . Y mis ojos se llenan de lágrimas al ver la espalda ensangrentada y contemplar la vergüenza que sufre aquel inocente. ¡Treinta y nueve! y la ley está satisfecha y me ponen en libertad, por el favor no merecido, por gracia.

Más tarde, la autoridad me llama, y me dice: ¿Usted quebrantó la ley? Si La ley dice: Cuarenta azotes menos uno, ¿verdad? ‘Sí.’ ¿Recibió usted esos azotes? No, Entonces tendrá que sufrir el castigo, ¿Pero, será justo? No, no, Otro ha sufrido el castigo por mí. La ley ha sido cumplida,  honrada  y satisfecha.  Por  la  herida  del  cual (Jesús) habéis sido sanados.

El cual llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero. Para que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, más tenga vida eterna. A todos los que le recibieron, dio potestad de ser hechos hijos de Dios.

Expliquen lo que Dios dice al pecador perdido.

No importa lo que nosotros opinemos, pero la enseñanza de Dios es de suma importancia para el pecador; dejemos que Dios le hable al corazón de cada individuo.

1) Enseñen que están condenados y perdidos

Isaías 53: 6.

“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.”

Romanos 3: 21-23

“Más ahora sin la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, testificada por la ley y por los profetas: la justicia de Dios por la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él; porque no hay diferencia; por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”

Juan 3: 18.

“El que en él cree, no es condenado; mas el que no cree ya es condenado, porque no creyó en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”

Santiago 2: 10-11.

“Porque cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y ofendiere en un punto, es hecho culpado de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no hubieres cometido adulterio, pero hubieres matado, ya eres hecho transgresor de la ley.”

Romanos 6: 23.

“Porque la paga del pecado es muerte: más la dádiva de

Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

Juan 3: 36.

“El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; mas el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.”

Gálatas 3: 10.

“Porque, todos los que son de las obras de la ley, están bajo maldición. Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas.

Santiago 4: 17.

“El pecado está en aquel que sabe hacerlo bueno, y no lo hace.”

2) Háganles comprender que de su propia voluntad han escogido la muerte.

Juan 6: 37.

“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mi viene, no le echo fuera.”

Ezequiel 33: 11, 

“Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva.”

Isaías 55: 7.

“Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos; y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.”

2  Pedro 3: 9.

“El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.”

Lucas 19: 10.

“Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

Mateo 16: 24.

“Si alguno quiere venir en pos de mi (dice Jesús), niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”

Apocalipsis 3: 20.

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oye mi voz, y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo.”

Apocalipsis 22: 17.

“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”

3) Expongan que en la muerte, los incrédulos irán al infierno.

Apocalipsis 16: 10-11.

“Se mordían sus lenguas de dolor; y blasfemaron del Dios del cielo por sus dolores, y por sus plagas, y no se arrepintieron de sus obras.”

Mateo 10: 28.

“No temáis a los que matan el cuerpo, más al alma no pueden matar: temed antes a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.”

Apocalipsis 14: 11.

“Y el humo del tormento de ellos sube para siempre jamás; y no tienen reposo día ni noche.”

Mateo 3: 12.

“Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.”

Lucas 16: 24.

“Entonces el rico dando voces dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama.

Mateo 5: 29-30.

“Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.”

Marcos 9: 43, 47-48.

“Mejor te es entrar a la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado. . . mejor te es entrar al reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno; donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.”

Mateo 13: 49-50.

“Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echaran en el horno del fuego: allí será el lloro y el crujir de dientes.”

Mateo 25: 41.

“Entonces dirá. También a los que estarán a la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y para sus ángeles.”

4) Enseñen que el pecador no puede salvarse así mismo.

Romanos 5: 8.

“Más Dios encarece su amor para con nosotros, porque siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”

Hechos 13: 39.

“Y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree.”

Hechos 10: 43.

“A éste (Jesús) dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creen, recibirán perdón de pecados por su nombre.”

Hechos 4: 12.

“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”

Gálatas 2: 16, 21.

“Sabiendo que el hombre no es justificado por Las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para que fuésemos justificados por la fe de Cristo, y no por las obras de la ley; por cuanto por las obras de la ley ninguna carne será justificada. Porque si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.”

Efesios 2: 8-9.

“Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe.”

Hebreos 9: 22.

“Sin derramamiento de sangre no se hace remisión.”

Romanos 3: 24-25.

“Siendo justificados gratuitamente por su gracia por la redención que es en Cristo Jesús; al cual Dios ha propuesto en propiciación por la fe en su sangre.”

5) Expliquen que Cristo murió para salvarlos.

Isaías 53: 4-5.

“Ciertamente llevó él (Cristo Jesús) nuestras enfermedades, y sufrió  nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos curados.”

1 Pedro 2: 24.

“quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.”

Romanos 8: 1. “Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.”

 Romanos 10: 4.

“Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.”

Juan 3: 16.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.

Juan 5,24.

“De cierto, de cierto, os digo: El que oye mi palabra y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más pasó de muerte a vida.”

Juan 6: 47.

“De cierto, de cierto, os digo: El que cree en mi tiene vida eterna.”

Colosenses 1: 14.

“En el cual (Cristo Jesús) tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados.”

6) Hagan entender que deben arrepentirse  y recibir a Jesús.

Lucas 13: 3. “Si no os arrepintiereis, todos pereceréis.”

Juan 3: 14-15. “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el hijo del hombre sea levantado; para que todo aquel que en él creyere, no se pierda. Sino que tenga vida eterna.”

Mateo 11: 28-29. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.”

Mateo 4: 17. “Desde entonces comenzó Jesús a predicar y a decir: Arrepentíos.”

Hechos 20: 21. “Testificando a los judíos y a los gentiles arrepentimiento para con Dios, y la fe en nuestro Señor Jesucristo.”

Isaías 1: 18. “Venid luego, dirá Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.”

2 Corintios 7: 10. “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.”

Juan 7: 17. “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta.”

Juan 1: 12.“A todos los que le recibieron les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre.”


7)  Enseñen   que   la   evidencia   del   amor   es   la obediencia.

Juan 14: 21.

“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, aquél es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestará a él.”

Mateo 10: 37-38.

“El que ama padre o madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama hijo o hija más que a mí, no es digno de mí. Y el que no toma su cruz, y sigue en pos de mí, no es digno de mí.”

Juan 14: 15  “Si me amáis, guardad mis mandamientos.”

Juan 3: 36. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.”

1 Juan 2: 3-5. “Y en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él; mas el que guarda su palabra, el amor de Dios está verdaderamente perfecta en él: por esto sabemos que estamos en él.”

Mateo 28: 20. “Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”

2 Juan 6. “Y este es amor, que andemos según sus mandamientos.”

8) Expongan  que  la  dilación  es  peligrosa  y  da  por resultado la muerte eterna.

2 Corintios 6: 2. “Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido.”

Hebreos 2: 3. “¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?”

Isaías 55: 6. “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.”

Proverbios 27: 1. “No te jactes del día de mañana; porque no sabes que dará de si el día.”

Mateo 25: 10. “Y mientras que ellas (las vírgenes fatuas) iban a comprar, vino el esposo; y. las que estaban apercibidas, entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.”

Proverbios 29: 1. “El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado; ni habrá para él medicina.”

Lucas 12: 20. “Y dijo Dios: Necio, esta noche vuelven a pedir tu alma; y lo que has prevenido, ¿de quién será?”

Hebreos 3: 15. “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.”

Apocalipsis 22, 12. “He aquí, yo vengo. Pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según fuere su obra.”

Bookmark