MANUAL DE EVANGELISMO INFANTIL
Acerca de las clases

¿QUÉ IMPLICA EVANGELIZAR AL NIÑO?

¿Qué sucede realmente cuando un niño se salva? Conocemos bien los resultados de
un adulto que viene a Cristo. ¿Es diferente cuando se trata de un niño?
¡Claro que no! Sólo se ofrece una salvación en la Biblia. Es la misma, sin mirar al
color de piel, a la cantidad que tiene en su cuenta corriente, si tiene carrera universitaria…
y es igualmente cierto que no importa la edad que tenga. Jesucristo murió por un mundo
de personas perdidas: hombres, mujeres y niños.
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo
murió por nosotros (Romanos 5:8)
¿Que implica la salvación de un niño?
1.- Sus pecados son borrados para siempre.
“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).
2.- Pasa a ser un hijo de Dios.
“Mas a todos que le recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser
hechos hijos de Dios” (Juan 1:12)
3.- Pasa a poseer la vida eterna.
“Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan
5:11,12).
4.- El espíritu Santo mora en su corazón.
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en
vosotros?”. (1 Corintios 6:19)
5.- Recibe el derecho a una mansión en el cielo.
“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; … voy, pues, a preparar lugar para
vosotros” (Juan 14:2)

6.- Pasa a ser un embajador de Cristo.
“Así que, somos embajadores en nombre de Cristo” (2 Corintios 5:20ª).
7.- Pasa a ser uno de los que participaban de la “bendita esperanza”.
“Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados
juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire” (1 Tesa. 4:17).
Dios salva con una única condición solamente. Que cuando uno oye la historia del
amor de Dios y el sacrificio de Cristo, debe creerlo… Este creer debe ser genuino,
profundo y pleno, que lo abarque todo, y totalmente sincero. Nosotros distinguimos este
tipo de creencia, llamándole creencia del corazón, a diferencia de creencia de cabeza.
Cuando crees en Cristo, crees con todo tu ser.
Es precisamente cierto que Dios, en su sabiduría, ha forjado, en la base más
sencilla posible, la salvación del niño. Para un niño es fácil salvarse. Casi podríamos decir
que es una cosa normal. La fe pura que un niño posee naturalmente es precisamente la
clase de fe que Dios requiere.
Sería un error considerar que llevar niños a Cristo es algo trivial y sin importancia.
Al contrario, es algo de gran importancia. Se trata de hacer el trabajo de Dios según el
plan de Dios. Se trata del modo que Dios desea que los seres humanos lleguen a ser
salvos.
Por lo tanto, el que se propone dedicarse a este provechoso ministerio de
evangelismo de niños, debe prepararse seriamente. Esta preparación debe empezar en el
corazón de uno. Que esté completamente seguro de su propia salvación, por gracia, por
medio de la fe. Que procure tener diariamente su corazón limpio a través de la confesión
constante de los pecados conocidos. Que se asegure de que la salvación de los niños es
una posibilidad cierta. Que pida a Dios de forma continua que le dé un sentimiento de
preocupación venida del cielo, hacia las pequeñas ovejas por quienes Cristo murió, de
modo que sean llevadas pronto al rebaño del buen Pastor.
¿Cómo vas a presentar a Cristo a los niños? ¿Es difícil? ¿Hay muchos escollos que
evitar? ¿Requiere mucho entrenamiento?
¡No! De hecho, la clave para que el evangelismo tenga éxito es sencillamente la
verdad bajada a su nivel, sin estar mezclada con filosofías y argumentos humanos.
Los ojos del corazón del niño deben ser enfocados a la muerte del Señor. Es allí
donde debemos mirar para vivir. No es suficiente describir la grandeza del ministerio del

señor. Debe seguirse enfatizando que Cristo murió por el niño. Que pagó el castigo de los
pecados del niño. Debe hacerse algo personal.
El próximo paso llega con facilidad. Puesto que el niño es pecador, y puesto que el Señor
Jesús murió por sus pecados, ¿no querrá el Señor ser su Salvador? Claro que sí, pero tiene
que tratarse de un acto consciente de la voluntad del niño.
Por más de cien veces en las páginas del Nuevo Testamento, se condiciona la
salvación a la fe o el creer. ¿Qué significa, entonces, creer? ¿Qué es fe salvadora?
Indiquemos una vez más que Dios en su sabiduría ha hecho la entrada a la salvación
extremadamente sencilla. Creer es aceptar completamente y tener confianza en lo que
Cristo ha hecho y en lo que Cristo ha dicho. La fe es sencillamente creer lo que Dios ha
dicho de Cristo y del niño. Que el niño es pecador y Cristo es Su salvador.
Pero en este punto debe haber un movimiento en la voluntad del niño. Podría
formarse hasta un cierto grado una posición en la que el niño ha sabido el hecho del
pecado, y el hecho de la salvación en Cristo, pero que nunca lo hace real en su vida. La
frase de Juan 1:12, “Dios les da potestad de ser hijos de Dios” nos ayuda en esto. Creer es
recibir, y recibir es creer. En otras palabras, para creer debe haber un voluntario
recibimiento de Cristo. El niño debe decir (al menos interiormente): “Entra, Señor Jesús”,
Debe sentir que necesita al Señor y tomarle. Debe decir sí a Dios. Debe hacer algo para
indicar la aceptación voluntaria de su corazón.
De hecho, no importa demasiado lo que el niño dice. Pero es de vital importancia
asegurar alguna respuesta. Con los niños nunca es difícil. Puedes presionar hondo sobre la
necesidad de invitar al Señor en sus corazones. Habiendo vivido en un hogar y habiendo
invitado a otros a entrar, entenderán la congruencia de ello. Ahora, es tiempo de invocar al
Señor que les amó y murió por ellos, a venir en sus vidas. De hecho, El espera su
invitación. ¿Quieres que Jesús entre a tu corazón? Bien, entonces, invítale, dile: “Entra,
Señor. Ven a mi vida. Te acepto como mi Salvador”. La frase de aceptación no tiene
importancia, pero sí la tiene el que sea dicha en plena comprensión y convicción.

Cómo ayudar a los niños a orar y comprender su oración.
1. Si es posible, hable individualmente con cada niño.
2. Permita al niño que le diga por qué vino a orar. El niño puede o no estar buscando la
salvación. Posiblemente quiera orar por un amigo o familiar enfermo. Si el niño no
expresa una necesidad espiritual, ore brevemente por el niño y por la necesidad que
expresa.
3. Si el niño expresa una necesidad espiritual, presente este plan de salvación:
Pide a Dios que te perdone.
Cree que Jesucristo murió por tus pecados y confía en El para ser tu Salvador.
Confiesa tus pecados. (Dile a Dios que has hecho mal, y que te arrepientes.)

4. Use las Escrituras para personalizar la invitación. Lea Juan 3:16 y 1ª Juan 1:9
sustituyendo el nombre del niño por los pronombres personales.
5. Permita que el niño ore. Si el niño vacila, diga algo como, “Dile a Dios que sabes que
has hecho mal. Pídele que te perdone. Dile que crees que Jesucristo murió por tus pecados
y que quieres vivir como El quiere que vivas.
6. Cuando el niño haya terminado su oración, pregunte, “¿Qué ha hecho Dios por ti?”
Evite usar preguntas capciosas como “¿Ya te salvó Jesús?” Deje que el niño le diga lo que
ha sucedido.
7. Si el niño no está seguro, puede necesitar que repita el procedimiento, tomando tiempo
para explicar cada paso.
8. Dé gracias a Dios por su obra en la vida del niño. Ore que Dios ayude al niño a crecer
en El y que sea un cristiano fuerte.

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