MANUAL DE EVANGELISMO INFANTIL
Acerca de las clases

¿A dónde queremos llevar a los niños?

Las metas a la cuales queremos llegar con los niños son lo siguientes conceptos
generales en cuanto a la vida cristiana: Dios, Cristo, la Biblia, el templo, la comunidad y
los niños de otros países.

De estos conceptos generales se le enseña solamente los detalles que están al
alcance de su capacidad mental. La lista a continuación le dará una idea de lo que el
párvulo puede entender tocante a la enseñanza bíblica:
1. DIOS Es el padre que está en el cielo y le ama.
Es el Creador de todas las cosas.
Es su Protector, y le cuida de los peligros a que está
expuesto, por medio de sus padres y otras personas.
Es el Proveedor de sus necesidades.
Es su Ayudador en alguna pena, dándole la contestación a
su problema.
Desobedecer a Dios es pecado.
2. CRISTO Es el Hijo de Dios.
Nació y creció como un niño y fue obediente con sus
padres.
Ama a los niños y es Su Amigo.
Murió por ,os pecados de todos.
Volvió a vivir y está ahora en el cielo.
Prepara un hogar en el cielo para los niños que le aman.
Tiene el mismo poder que tiene Dios.
3. LA BIBLIA. Es el Libro de Dios.
Nos dice lo que Dios quiere que hagamos.
La debemos amar, respetar y obedecer.
Las historias bíblicas son verídicas.
4. EL TEMPLO Es la casa de Dios.
Debemos amar la casa de Dios.
Podemos traer otros niños a la casa de Dios.
Aprendemos acerca de Dios en el templo.
¿Cómo guiar a los niños a Cristo?
Los siguientes son pasos para seguir al dar una invitación evangelística y orar con los
niños.
Al dar la invitación.

1. Sea sensible a la dirección del Espíritu Santo. El Espíritu Santo debe convencer a los
niños de su necesidad de un Salvador. No intente crear un sentido de culpabilidad en
los niños.
2. Tenga un plan de acción. Planee lo que hará cuando los niños respondan a la
invitación. Si es posible, prepare a un ayudante que trabaje con los demás niños
mientras usted ora con los que respondieron.
3. Use palabras que los niños entiendan.
4. Permita tiempo para que el Espíritu Santo hable a los niños, pero no se debe prolongar
la invitación si no hay respuesta.
Podría usarse Juan 3:16 como sigue: Dios dice en su Palabra, la Biblia,
“Por que de tal manera amó Dios al
mundo”
Eso quiere decir a ti
“que ha dado a su Hijo Unigénito” Quiere decir al Señor Jesucristo.
“para que todo aquel que en El cree” Eso es, lo que tú hiciste cuando le
pediste que te salvara del pecado.
“no se pierda” O sea, no tengas que ser castigado por
tus pecados.
“mas tenga vida eterna” Y eso es vivir con Dios en el cielo por
siempre jamás.
Finalmente, pregúntales si sabe que es salvo. Si responde “Sí”, arrodillémonos con
el niño y oremos para agradecer al Señor tan grande don. Si no sabe que es salvo, vuélvele
a la Escritura que usaste, para estar seguro que hizo lo que Dios le dijo era su parte. Deja
que la seguridad del niño descanse en el hecho de que Dios dice, no en sus sentimientos
vacilantes. Luego, da gracias a Dios por haberle salvado.
Cuando un niño, siguiendo con exactitud las condiciones escriturales, acepta al
Señor Jesucristo como su Salvador, ¿qué le sucede realmente?
Esto significa que los pecados del niño son perdonados, borrados, limpiados, para
no haber recuerdo nunca más de ellos (Juan 1:29; 1ª Pedro 2:24; Apocalipsis 1:5; Salmos
103:12).
Al instante, sobre la base del limpio corazón del niño, recibe un nuevo Invitado
para vivir allí dentro. Este maravilloso personaje no es otro que el Espíritu Santo de Dios.
Es cálidamente recomendado por Cristo, y se dice de él que posee características idénticas
a las del Señor. Esto significa que Espíritu ama al niño con la misma intensidad ferviente

que Cristo y que tiene en sí la incomparable capacidad de guiar al niño en la senda de la
rectitud (Juan 14:16,17; 16:13,14; 1ª Cor. 6:19,20; Romanos 8:14,15).
Aunque es gloriosamente cierto que el niño convertido es exaltado la posición de
un verdadero hijo de Dios, con todos los derechos y privilegios de un hijo, no podemos
esperar que el niño consiga plena madurez en la vida cristiana, de la noche a la mañana.
En la experiencia real, el niño es un bebé en Cristo y debe crecer en gracia hasta que
alcance el estado de adulto espiritual, al igual que los que se convierten de mayores.
Del mismo modo que con el nacimiento físico de un niño; el niño o niña nacidos de
nuevo deberían recibir amor tierno y cuidadoso, a la par que una comprensión paciente.
Debe alimentársele con la sincera leche de la Palabra (las sencillas verdades bíblicas)
hasta que puedan tomar un alimento más fuerte. Los de su alrededor deberían nutrirle y
animarle afectuosamente.
No busques una vida completamente sin pecado. El niño puede que siga
desobedeciendo, puede que se enfade o sea egoísta, y ¡sin duda, lo hará! La verdad es que,
aunque verdaderamente se ha salvado, todavía está en posesión de la vieja naturaleza. Se
aplican los mismos principios al niño cristiano y al adulto cristiano al tratar con el pecado.
Lleva este pecado al Señor en sincera confesión (1ª Juan 1:9) y experimenta el perdón y la
limpieza.
Deja que los medios de gracia se empleen continuamente… la Biblia, la oración, la
iglesia, la compañía, el ejemplo, el ánimo, el desafío… y en poco tiempo habrán señales
satisfactorias de la presencia del Señor en la vida del niño. Además, deja que el niño
ocupe un amplio lugar en tu propia vida de oración.
La técnica divina de tratar con los niños es mucho más sencilla que el método para
con los adultos. No es que Dios requiera más de un adulto, sino porque la vida adulta está
llena de problemas, preguntas, dificultades que complican la aceptación de Cristo. El
corazón de un niño es inocentemente puro de tales impedimentos.
Conclusión.
1. El niño es un pecador y necesita un Salvador.
2. Jesús es el Salvador del mundo y será el Salvador del niño si se le recibe.
3. ¿Tomará el niño en serio este momento y dará lugar a Cristo como su Salvador?
En todas estas cosas no seas ni tímido, ni estés dudoso. Es un gran asunto,
probablemente el más importante que nunca hayas tratado. Estás poniendo en marcha la

más grande fuerza en el mundo de Dios, Su gracia salvadora. El Señor está contigo,
aunque el diablo se te oponga.
No desestimes el valor de los niños. Según el modo de pensar del mundo, la
conversión de un adulto es mayor que la conversión de un niño. La tendencia es de
creer… que sólo es un niño. En el cielo, sin embargo, parece ser que se cambia de
opinión. El método que Dios utiliza es la salvación de los niños mientras son niños. De
este modo, se lleva a cabo el pleno beneficio de la vida.
La salvación de un niño es verdaderamente gloriosa, pero es sólo el comienzo. La
vida cristiana empieza aquí y va extendiéndose más y más y más. Hay tanto aún para
aprender y para experimentar y para hacer. Cuán bueno es nuestro Dios en ponerlo de este
modo. Algo nuevo cada día.
Los medios de la gracia son sumamente vitales es esto. El niño debe tener una dieta
diaria de oración y lectura de la Biblia. Si el niño no sabe leer todavía, alguien debe leerle
para él. Deberías más aún, presionar para que se reúna de forma regular con aquellos que
tienen la misma fe. La Escuela Bíblica Dominical, el culto infantil, todo ello es excelente
para esto. Es animador saber que hay otros que aman al Señor también.
Nada tomará nunca el lugar de tu interés en tus oraciones. Pues cuando llevas un
niño a Cristo, te conviertes en el padre o la madre espiritual. Se te queda grabado en e
corazón. Estás relacionando con él eternamente. Tu preocupación por él perdurará
mientras vivas.

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