Contenido del curso
SIN PREPARACIÓN
En el libro “La España Evangélica, ayer y hoy”, el autor José María Martínez, dice: “No son pocos los pastores que, por falta de la debida preparación y dedicación a esta parte del ministerio, caen en una deplorable superficialidad. A menudo dan la impresión de que al predicar, improvisan o han dedicado poquísimo tiempo a la preparación de su mensaje. Éste en muchos casos, no se ajusta al texto bíblico escogido como base; La exégesis es nula o defectuosa; y las aplicaciones prácticas inexistentes”
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ADICIONAL
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ESCUELA DE PREDICADORES
Acerca de las clases

La falta de PREPARACIÓN
En el libro “La España Evangélica, ayer y hoy”, el autor José María Martínez, dice:
“No son pocos los pastores que, por falta de la debida preparación y
dedicación a esta parte del ministerio, caen en una deplorable
superficialidad. A menudo dan la impresión de que al predicar, improvisan
o han dedicado poquísimo tiempo a la preparación de su mensaje. Éste en
muchos casos, no se ajusta al texto bíblico escogido como base;
La exégesis es nula o defectuosa; y las aplicaciones prácticas inexistentes”.
Ø La IGNORANCIA Bíblica
a.- No hay formación bíblica de los creyentes (Ef. 4.11-12)
b.- No hay crecimiento espiritual (Ef.4.13)
c.- Muchas más posibilidades de ser engañados (Ef.4.14)
d.- La iglesia se resiente (Ef. 4.15-16)
c.- Debilidad a la hora de enfrentar los problemas de la vida. (2ª P.1.6-12)
Ø CARACTERISTICAS DE UN BUEN PREDICADOR
1. Salvado y llamado por Dios.
Para que la predicación reciba la bendición del cielo, es requisito indispensable
que el mensajero sea convertido. La predicación que no surge de un corazón que
ha experimentado el poder de la resurrección es una predicación sin alma, sin
vida; puede estar llena de humanismo, de palabras elocuentes y reflexivas, pero
espiritualmente está muerta.

2. Conocedor de su Dios y maravillado ante su majestad.
El predicador debe ser antes que nada un adorador. Su espiritualidad debe ser
auténtica y profunda. Su vida de oración debe ser rica. Nadie tiene derecho de
predicar si no ha “escuchado y visto” a Dios en el secreto.

3. Santo. Hch. 13:2
El predicador es una persona apartada para el Espíritu Santo. La persona que ha
sido llamada para hablar a los hombres de parte de Dios, debe, sin excusas “vivir
en su presencia”, apartado de toda influencia del mal. Al tiempo que ama a los
pecadores y los busca, se mantiene a una distancia de sus vicios y sus caminos.
4. Celoso de la gloria de Dios.
Su más alta pasión debe ser que el nombre de Dios sea engrandecido.

5. Compasivo.
Si el amor de Dios no es el “motor” que promueve y da vida a la predicación, ésta
se convierte en meras palabras frías y huecas. 1ª Co. 13.2; 8.1.
6. Sincero.
La sinceridad de un predicador consta de dos aspectos: habla en serio cuando
está en el púlpito y practica lo que dice cuando no está allí.

7. Serio.
La seriedad es indispensable para los predicadores. No es posible predicar bien si
no se siente el mensaje que estamos entregando. Hch. 17.16; 20.31; Fil. 3.18.

8. Valiente. Hch. 4.31. 2ª Tim. 4.3; Prv. 29.25.
“Los que buscan agradar al hombre jamás serán buenos predicadores”
(John Stott)

9. Humilde y manso.
a. Someternos a la Palabra de Dios. 1ª Co. 1.18-25; 10.5.
b. Enfocarnos en la gloria de Cristo. Juan 3.29-30; 2ª Co. 11.2-3.
c. Ser dependientes del Espíritu Santo. 1ª Co. 2.3-5. 2ª Co. 4.7; 12. 7-10.
Sólo una persona mansa, sometida a la autoridad de Cristo y su Palabra, tendrá
verdadera autoridad espiritual.

10.Disciplinado y esforzado.
El predicador que quiere cosechar abundantemente habrá de trabajar muy duro.
No sólo a la hora de preparar los mensajes, sino en un contexto que incluye toda
la vida: relaciones personales, hábitos de estudio, ocio, descanso, alimentación,
vida familiar, etc. Somos instrumentos y debemos estar muy afinados.

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