Contenido del curso
SECCIONES
0/1
Curso Básico de La Doctrina Cristiana
Acerca de las clases

La Vida de Jesús

Estamos estudiando a esta altura lo relacionado al Salvador que Dios decidió enviar para rescatar a la humanidad perdida. Ese Salvador era nada menos que su propio Hijo, una de las personas de la Trinidad. Su arribo al mundo como el Salvador es un suceso extraordinario que jamás podrá comprenderse o apreciarse en toda su magnitud. Para facilitar el estudio de ese Salvador y de su obra se ha dividido su historia en dos etapas principales. La primera se llama la etapa de humillación. Esto incluye todos los sucesos que constituyen una humillación para el Hijo de Dios.

El nacimiento del Salvador era ya una humillación para el Hijo de Dios por cuanto
significaba abandonar el cielo y revestirse de la naturaleza humana. Otros pasos en esta etapa son su sufrimiento, su muerte, su sepultura y su descenso al infierno. Como puede observarse, la vida de Jesús pertenece también a esta etapa de humillación en su obra, aunque generalmente se hable más del nacimiento y del sufrimiento del Salvador que de lo sucedido entre esos dos acontecimientos. En esta lección hemos de considerar algo de ese período intermedio.

A. La niñez de Jesús.

1. La huida a Egipto. Este incidente fue motivado por la matanza de todos los niños de
Belén por orden de Herodes. En esa forma el Salvador evitó la muerte a manos del cruel
rey Herodes. Véase el relato en Mateo 2:13-23.
2. La discusión en el templo. Una vez por año, todas las familias de Israel iban a Jerusalén ha adorar en el templo. La familia de José y María también lo hizo cuando el niño Jesús
tenía doce años.

Al quedarse atrás después de la fiesta, Jesús fue encontrado discutiendo
con los doctores de la ley. Ya empezaba a revelarse algo de su misión en el mundo, que
era la de hacer conocer la voluntad de Dios a los hombres.

B. El bautismo de Jesús

En el Antiguo Testamento, el que era llamado a desempeñar una función era ungido con aceite, indicando así que recibía el poder necesario para poder cumplir con ella. Ese aceite era un símbolo del Espíritu de Dios que reposaba sobre la persona. En el caso de Cristo también sucedió algo semejante. Aproximadamente a los treinta años de edad, había llegado el momento para iniciar su obra redentora. Para ello necesitaba poderes especiales. Fue pues Jesús al lugar donde  se encontraba Juan el Bautista y pidió ser bautizado. En el preciso instante en que Cristo recibía ese bautismo, se abrieron las puertas del cielo y descendió de allí el Espíritu Santo en forma de paloma, que reposó sobre Jesús. Y desde el cielo Dios el Padre habló y dijo: «Tú eres mi Hijo
amado; en ti tengo complacencia» (Lc. 3:22). Tenemos aquí una prueba de las tres personas de la Trinidad: el Padre que habla desde el cielo, el Espíritu Santo que desciende, y el Hijo que recibe el Espíritu. Una vez bautizado, Jesús estaba listo para dar comienzo a su tremenda obra de redención.

C. La vida de Jesús.

1. Sus acciones. Los actos de Jesús durante su vida fueron muy variados. El estaba siempre en movimiento, yendo de un lugar a otro. En sus andanzas, predicaba el evangelio de salvación, curaba enfermos de toda clase, enseñaba por medio de parábolas, reprendía a los incrédulos y ofrecía el perdón a los humildes. Ocasionalmente, Jesús también se apartaba de las multitudes para orar y estar en contacto directo con Dios.

2. Su guía. En todas sus palabras y acciones, Jesús era guiado por la voluntad de Dios.
Decía abiertamente a sus enemigos que había venido con una misión encomendada por el
Padre, y que deseaba cumplir la ley y las profecías.

3. El propósito. Sí, el propósito de esa vida era precisamente cumplir la ley que los hombres no pudieron cumplir. En esa forma, cumpliendo estrictamente la ley de Dios, Jesús pudo obtener el derecho a la vida eterna para los que creen en El. Nunca debe olvidarse la importancia de la vida de Jesús para nuestra salvación. Lo que no podemos hacer nosotros, lo hizo Cristo por nosotros.

Bookmark