Angelología: La Doctrina de Ángeles y Demonios
    Acerca de las clases

    Serafines
    “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.
    Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con
    dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena
    de su gloria”.

    Isaías 6:1-3
    La palabra serafín proviene del hebreo saráf ( ףָ רָ ש (la cual
    literalmente significa “serpiente ardiente”. Este nombre
    aparece en Números 21:6 (“Y Jehová envió entre el
    pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y
    murió mucho pueblo de Israel”) y era dado a unas
    serpientes, no porque tuvieran alas, sino porque eran
    rápidas para moverse y morder a las personas. Esto nos
    sugiere que estos seres eran rápidos para moverse. La
    descripción de seis alas concuerda exactamente con la que
    Juan hace de los seres viviente en Apocalipsis 4. Aparte
    de eso vemos que estos seres entonaban una especie de
    adoración a Dios diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de
    los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. De
    igual forma los cuatro seres vivientes que aparecen en
    Apocalipsis 4 no paran de adorar a Dios:

    “Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no
    cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de
    venir. Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al
    que vive por los siglos de los siglos”, (Apocalipsis 4:8-9). Pareciera que los serafines de Isaías 6 son los mismos que
    aparecen en Apocalipsis 4, sin embargo, su identidad de los cuatro seres vivientes es otro tema que ha causado mucha
    especulación. En el griego original la palabra ser viviente se traduce del nombre neutro zon (ζῶν), y Juan nos dice que

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    son cuatro los cuales están llenos de ojos delante y detrás. Estos poseen seis alas y día y noche no cesan de adorar a Dios.
    El apóstol describe a cada uno de ellos, uno semejante a león, otro semejante a becerro, otro semejante a rostro de
    hombre y el otro semejante a un águila volando lo cual también denota que cada ser viviente poseía características que
    los diferenciaba uno de otro. Como los serafines tienen seis alas cada uno. El Dr. Scofield dijo referente a los serafines de
    Isaías 6: “ardientes, esta palabra ocurre solamente aquí… En muchas maneras los serafines se hallan en contraste con
    los querubines, aunque ambos expresan la santidad divina, la cual exige que el pecador tenga acceso a la divina
    presencia solamente por medio de un sacrificio que en verdad vindique la justicia de Dios (Ro. 3: 24·26, notas), y que el
    santo se purifique antes de ofrecer su sacrificio al Señor. Génesis 3:24·26 es una ilustración de la primera de estas
    demandas; Isaías 6:1-8, de la segunda. Puede decirse que los querubines están relacionados con el altar y los serafines
    con el lavacro”.
    Los ángeles en la Literatura Apócrifa

    La literatura apócrifa también está llena de relatos donde presentan a estos seres. Por ejemplo, en el Proto-
    Zacarías aparece el Ángel de Jehová acompañado de otros ángeles najo su órdenes y con la función de interceder por el

    pueblo de Israel. En el libro apocalíptico de 1 Enoc se menciona el relato de como 200 ángeles decidieron abandonar su
    morada celestial y descendieron a la tierra para unirse con las mujeres las cuales al quedar embarazadas dieron a luz a
    gigantes, historia que no es muy aceptada entre la mayoría de teólogos, pero que aparece en este libro. En el capítulo 6
    aparecen los nombre de los ángeles que dirigieron esta rebelión: “Estos son los nombres de sus jefes: Shemihaza, quien
    era el principal y en orden con relación a él, Ar’taqof, Rama’el, Kokab’el, -‘el, Ra’ma’el, Dani’el, Zeq’el, Baraq’el,
    ‘Asa’el, Harmoni, Matra’el, ‘Anan’el, Sato’el, Shamsi’el, Sahari’el, Tumi’el, Turi’el, Yomi’el, y Yehadi’el”, (1 Enoc 6:7).
    Además, en el capítulo 9 aparecen 4 ángeles que el libro menciona por nombre: Miguel, Sariel, Rafael y Gabriel, y más
    adelante continua haciendo mención de los mismos incluyendo a Uriel, Reul y Remeiel. También en el libro de Tobías
    aparece el ángel Rafael (Tobías 3:17; 12:15) el cual se presenta como “Yo soy Rafael, uno de los siete santos ángeles que
    presentamos las oraciones de los justos y tienen entrada ante la majestad del Santo”, (Tobías 12:15, NC). En 2
    Macabeos 15:22-23 los judíos piden a Dios que envié un ángel que infunda temor en el ejército enemigo tal y como lo
    hizo en tiempos del rey Ezequías cuando Senaquerib los sitio Jerusalén. Es importante recalcar que todos estos libros no
    son inspirados por Dios y por ende no está incluida en el canon bíblico, sin embargo, nos muestra que aun en la literatura
    inter-testamentaria los judíos escribieron acerca de los ángeles.

    El Enemigo de Nuestra Alma
    omo una parte de la Angelología, el estudio de Satanás y sus demonios constituye una parte muy
    importante en la Teología. La realidad de la existencia de Satanás no descansa en historias
    sensacionalistas, producto de la imaginación humana. Por el contrario, la Biblia revela su existencia y
    describe su personalidad: Génesis 3:1, se presenta en forma de Serpiente para engañar a Eva; Job 2, pide permiso a Dios
    para atacar al justo Job; 1 Crónicas 21:2, tentó a David para que censará al pueblo; Zacarías 3:1 acusa delante de Dios al
    sacerdote Josué; Isaías 14:12-17, describe como Satanás, que en el principio se llamaba Lucero, cayó de la posición
    original con que Dios lo había creado; Ezequiel 28:11-19, describe la perfección con la que fue creado y su rebelión.
    Jesús habla de él 25 veces y el resto de los autores del Nuevo Testamento hablan acerca de él o de sus demonios. De
    manera que en todas partes, la Biblia revela que existe un ser espiritual invisible que es identificado por al menos 40
    títulos entre descriptivos de su personalidad y nombres propios. Es de importancia crítica que entendamos que el Satanás
    del que la Biblia nos habla, está vivo y activo en el mundo, tiene un plan estratégico que tiene como objetivo destruirnos.
    El Dr. Dwight Pentecost nos dice respecto a la importancia de conocer a nuestro enemigo: “Nadie puede ser victorioso
    ante el adversario de nuestras almas a menos que conozca a ese adversario; a menos que comprenda su filosofía, su
    modo de obrar, su forma de tentar. Hoy se habla muy poco de Satanás, y en consecuencia muchos que reconocen su
    existencia y saben que él es el enemigo de nuestras almas, no se encuentran en condiciones de hacerle frente. Ignoramos
    la naturaleza de aquel que golpea a la puerta de nuestro corazón. Desconocemos lo que las Escrituras enseñan acerca
    de su persona y de sus métodos, sus planes, su programa y sus artificios. En consecuencia, somos vencidos”. Lo único
    que quiere Satanás es controlar y destruir a las personas para satisfacer su hambre, segándolas para evitar que tengan fe
    en Dios. Su engañoso y tenebroso mundo de maldad opera bajo un sistema de reglas totalmente diferentes a las de
    nuestro misericordioso Dios. Su meta es “robar, matar y destruir” (Juan 10:10 a, NVI). C. S. Lewis nos dice que
    debemos evitar en caer en dos errores comunes en cuanto a este tema: “Con respecto a los demonios, hay dos errores
    comunes y opuestos entre sí en los cuales puede caer el ser humano. Un error es negar su existencia. El otro es creer
    que existen y tener un interés excesivo y enfermizo en ellos. Ambos errores son igualmente ventajosos para los
    C

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    demonios”. Por tanto, nuestro estudio debe estar basado en la evidencia que la Biblia nos arroja respecto a este ser con el
    objetivo de conocer su forma de operar y resistirlo. Finalmente, podemos citar las palabras de Lewis S. Chafer, otro
    reconocido teólogo respecto a la importancia de estudiar al enemigo de nuestra alma: “El que quiera ser hallado fiel y
    útil como digno expositor de las Escrituras, y guía para la humanidad, después de conocer al Trino Dios y los valores
    positivos de Su gracia redentora, debiera comprender la verdad acerca del enemigo de Dios, el cual «como león
    rugiente, anda alrededor buscando a quién devorar» (1 P.S: 8). Los conflictos y pruebas del cristiano pueden explicarse
    por tres realidades -el mundo, la carne y el diablo; pero este último enemigo es el dios de este mundo, y la naturaleza
    mala que domina la carne se originó de la mentira de Satanás en el huerto de Edén, y él mismo es el opositor contra el
    creyente no sólo en la esfera de la carne y sangre, sino también en las actividades de la vida espiritual”.
    El Origen de Satanás
    “Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho
    Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de
    Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro,
    carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu
    creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de
    fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad”.
    Ezequiel 28:11-15
    ¿Es Satanás un ser creado? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Qué nos enseñan sus diferentes nombres? ¿Están todos los
    demonios bajo sus órdenes? Estas y otras preguntas pueden encontrar su correcta respuesta a la luz de la Biblia ya que en
    la actualidad su existencia y naturaleza están contaminadas por una serie de creencias supersticiosas y erradas. De igual
    forma salta la duda del por qué Dios creo un ser como éste su sabía que se iba a revelar. Respecto a ello el Dr. J. Dwight
    Pentecost dice: “Estas preguntas asedian a la persona que tropieza con la existencia de nuestro adversario a la luz de la
    revelación bíblica de la santidad de Dios. La filosofía jamás podrá dar una respuesta satisfactoria a estas preguntas. La
    única respuesta satisfactoria es la que nos proporciona Dios en su Palabra”. Solo estudiando las Sagradas Escrituras y
    con la ayuda del Espíritu Santo podemos encontrar las respuestas a todas nuestras interrogantes. El profeta Ezequiel nos
    ofrece una buena revelación en cuanto al origen de este terrible ser. En Ezequiel 28:11-15 el profeta de parte de Dios
    envía un mensaje de juicio contra el rey de Tiro: “Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, levanta
    endechas sobre el rey de Tiro”, de donde la palabra que se traduce en la RV60 como endecha proviene del hebreo quiná
    (הָינִ ק (la cual sugiere una gran lamentación con golpes de pecho. Es increíble ver como el libro de Ezequiel ocupa los
    capítulos 26, 27 y 28 para emitir un juicio contra esta nación enemiga de Dios, mientras que solo dedica pocos versículos
    en el capítulo 25 para emitir el juicio sobre las naciones de Amón, Moab, Edom y los filisteos. Esto nos sugiere que la
    maldad de esta nación había excedido en gran manera a todas las demás que el mismo Dios quiere dejarles muy claro que
    el quebranto a su orgullo y maldad será grande. Lewis S. Chafer nos comenta algo parecido: “Antes de este discurso a un
    «príncipe» y a un «rey» en Tiro, se hace alusión en el capítulo 25 a cuatro naciones que son: Amón, Moab, Edom y
    Filistea; y los mensajes a estos reinos ocupan sólo diecisiete versículos, mientras el mensaje para Tiro requiere ochenta
    y tres versículos. Tal proporción nos parece algo llamativa surgiendo así una importancia simbólica de aquella sola
    ciudad. Como Babilonia anteriormente, Tiro era la ciudad comercial del mundo. Mediante el énfasis ya notado se
    insinúa una elevación del ideal mundano de lo que significa éxito. Como en la actualidad lo que significa éxito es partir
    al mundo de ultratumba dejando todo aquí sin llevar nada consigo; mientras que el dejar nada aquí y llevar todo
    consigo le parece al mundo un verdadero fracaso. Por lo tanto Tiro llega a ser un símbolo del amor a las riquezas del
    mundo”. A lo largo de su profecía Ezequiel va más allá de los acontecimientos presentes y proféticos, y a partir del
    versículo 11 del capítulo 28 retrocede al pasado, posiblemente antes de la misma creación del hombre, para hacer una
    comparación con la caída de otro ser que fue creado con gran perfección: El diablo. No cabe duda que el diablo tenía una
    influencia maligna sobre el rey de Tiro, como lo ha tenido y lo sigue teniendo sobre todos los gobernadores impíos del
    mundo, y en este caso, la caída del rey de Tiro viene a ser un tipo de la caída del diablo y su futuro juicio. El Dr. J.
    Dwight Pentecost comenta al respecto: “Tiro, una parte de la Siria bíblica al norte, ocupada por los fenicios, era uno de
    los principales enemigos de Israel. Pero en los versículos 11 al 17 el profeta va más allá del verdadero «príncipe de
    Tiro», el rey de esa nación, y dirige un mensaje de juicio sobre aquel que controlaba al «príncipe de Tiro», y a quien se
    denomina el rey de Tiro. Debiéramos observar que Satanás obra por intermedio de los hombres. En muchas ocasiones
    obra por medio de los gobernantes. Como Satanás deseaba exterminar a Israel para que el Mesías de Dios no pudiera
    venir a bendecir la tierra por intermedio de esa nación, puso a las naciones gentiles en acción contra Israel. Los gentiles
    al perseguir y tratar de exterminar a Israel estaban ejecutando la filosofía y el programa de Satanás sin reconocerlo ni
    darse cuenta de ello. Y así como el profeta pronuncia el juicio sobre este enemigo de Israel en los versículos 1 al 10,
    prosigue para dar un mensaje de juicio sobre quien controla a estos príncipes gentiles”. Por tanto, estamos en el

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    entendido que estas palabras cobran un significado que va más allá de cualquier rey o príncipe humano, se dirigen
    directamente al príncipe de los demonios, al mismo Satanás.

    El profeta nos aclara que Satanás fue un ser creado por el mismo
    Dios: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y
    acabado de hermosura. El Señor creo a este ser y lo doto de toda
    sabiduría y hermosura a tal punto que lo llama el sello de la
    perfección. Esto nos sugiere que no había nada más perfecto en
    poder, hermosura y sabiduría entre toda la creación del
    Todopoderoso que el diablo. Esto contrasta con la idea mitológica
    que se tiene de este ser, tal y como lo declara el teólogo Myer
    Pearlman: “La idea de un diablo de horrible apariencia, con
    cuernos y pezuñas se deriva de la mitología pagana y no de la
    Biblia”. Este ser fue puesto en el Edén, el cual la mayoría de
    eruditos bíblicos diferencian el Huerto del Edén en el cual Adán fue
    puesto. Este Edén era el huerto de Dios y la vestidura de este
    hermoso ser fue de toda clase de piedras preciosas que reflejaban su
    hermosura y se paseaba en medio de piedras de fuego, las cuales
    algunos creen que hace referencia a volcanes: En Edén, en el huerto
    de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de
    cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro,
    carbunclo, esmeralda y oro… en medio de las piedras de fuego te
    paseabas. Tan hermosa y perfecta era su creación que Dios permitió
    que en el día de su creación se tocaren instrumentos musicales para
    conmemorar el comienzo de la existencia de este esplendoroso ser:
    los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para
    ti en el día de tu creación.

    Ilustración del Diablo de Gustave Coré en la obra
    poética de John Milton: Lost Paradise.
    Él fue creado como un querubín protector, lo cual nos dice que estuvo a la cabeza de todos los ángeles, como el
    protector principal de la gloria de Dios: Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí
    estuviste. Lamentablemente esta perfección llego hasta el día que en él se encontró maldad: Perfecto eras en todos tus
    caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. Veamos en qué consistió su pecado.

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